¿Vives para patinar? ¡Lánzate a Beyond Cuicuilco!
Al sur de la Ciudad de México se ubica un santuario para los amantes del skate en todas sus variantes.
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Plaza Cuicuilco, donde funcionó una fábrica de papel, fue elegida como sede de Beyond, un concepto que va más allá de una skate shop.
Se trata de un espacio en donde no sólo aprenderás a patinar (en dos o cuatro ruedas) sino a amar este apasionante e intrépido estilo de vida.
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El descubrimiento de una pasión
Diego Nava Mansur tenía 10 años cuando empezó a patinar; como a los 13 se topó en la televisión con la emisión de los primeros X Games. “Cuando vi esos saltos y esas rampas supe que quería dedicarme a eso”, revela con emoción.
Y así inició una vida de competencias en rampas, barandales y donde se pudiera. “Para pagar mis viajes empecé a vender playeras con la palabra ‘Beyond'”. Sin saberlo, Diego estaba creando no solo una marca, sino un concepto que ya tiene más de 20 años.
Pasó el tiempo y Diego se convirtió en campeón nacional. Amaba esa vida sobre ruedas, pero el destino lo llevó a engrosar las hordas de personas que asisten a una oficina de traje y corbata.
Pero eso no le alegraba el corazón, así que se asoció con un amigo e inauguraron una tienda en Acapulco. Aunque fue un proyecto creado con toda la pasión, tuvo que ser cerrado y Diego se avocó a la construcción de sus sueños en la Ciudad de México.
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La expansión y la debacle
La primera tienda formal de Beyond abrió en 2010 en Polanco; luego vinieron más, incluso en otros estados, pero la pandemia dio al traste con el esfuerzo de años.
“Todas las tiendas estaban dentro de centros comerciales”. Tras ese revés, Diego lo intentó una vez más. Ahora eligió Plaza Cuilcuilo. Así nació Beyond Cuicuilco, que el 17 de junio cumplió un año, así que celebraron por todo lo alto.
“El ser pequeños nos fortaleció; ya no quiero más tiendas, sino crear más patinadores”. Y vaya que lo está logrando.
¡Hazlo! No intentarlo también deja cicatrices.
Esa es la leyenda impresa en las playeras de los profesores de Beyond Cuicuilco. Todos se caracterizan no solo por sus amplios conocimientos, sino por su pasión.
Las clases de patinaje son determinados días de la semana y en horarios específicos, pero también cuenta con clases particulares, es decir, no hay pretexto.
Y si no necesitas clases no dejes de visitarlos, pues puedes hacer uso de las instalaciones sin costo alguno.
Pero no sólo cuentan con un circuito de 40 metros, sino con una tienda que ofrece todo lo que puedas necesitar.
El ambiente es relajado y tanto los instructores como los alumnos y sus acompañantes están disfrutando.
“Creo que patinar te hace más feliz; no veo a nadie en patineta o en patines con rostro serio” dice Diego.
Y es que las cuatro ruedas ofrecen de todo para todos.
Viejos los cerros…
Si crees que solo jóvenes y niños pueden practicar estas actividades te equivocas. Diego nos revela las edades de sus alumnos más jóvenes y de los más grandes: 3 y 70 años.
“Hay un señor de 70 años que practica diario; a los 68 aprendió a ponerse los patines y ahora ya se avienta de las rampas”, cuenta Diego lleno de orgullo. “Uno envejece cuando se deja de mover”.
Sus hijos, agrega, empezaron a patinar en cuanto aprendieron a caminar.
Y es que este deporte ofrece opciones para todas las edades y las condiciones físicas.
Puedes elegir el downhill, que es descenso en caminos muy empinadas. “El récord de velocidad en patineta es de 130 kilómetros”. ¡Sin duda muy retador!
También existe el longboard dancing; en esta modalidad debes bailar sobre tu tabla. “Es cero peligroso y puede hacerse en cualquier lugar” cuenta este campeón nacional.
Si prefieres los patines, puedes elegir entre lo que se la llama la parte agresiva, es decir, rampas y barandales o el fitness, que consiste en el recorrido de largas distancias para ejercitar el cuerpo.
También existe el slalom, una modalidad del patinaje en línea, que consiste en realizar distintos trucos en filas de pequeños conos, situados a diferentes distancias. “Se parece al patinaje artístico, es muy bonito, pero muy técnico”, revela Diego.
Aquí aprenderás la modalidad que desees, pero, sobre todo, aprenderás a caerte con estilo. “Porque te vas a caer, solo que no te vas a lastimar, pues de lo que se trata es de que practiques este deporte 20, 30 años”, platica.
Rompiendo mitos
Diego busca que haya más patinadores, pero también que desaparezca ese mito que los califica como “vagos”.
“Se lucha contra ese prejuicio, es un estereotipo muy nocivo. Antes como no había parques, la gente nos veía todo el tiempo en la calle, así que eras un vago, pero no se piensa lo mismo de quien está en una cancha de basket, por ejemplo, él no es un vago, es un atleta”, reflexiona Diego Nava Mansur.
Dentro de Beyond Cuicuilco todos son iguales. Y al apoyo es parejo, así que si alguien no puede pagar sus clases o su equipos, dos fundaciones entran en su ayuda para que el dinero no sea un impedimento.
“Aquí todos estamos tratando de vencer los miedos, todos tenemos dos piernas y dos manos y es maravilloso verlos integrándose en este deporte”, finaliza.
La historia del skateboarding en la Ciudad de México
A finales de los años 60’s, con la euforia de la celebración de los juegos olimpicos de 1968 , el uso de patines y patinetas se popularizó.
Esos artículos habían llegado a la ciudad principalmente por la gente que podia viajar a los Estados Unidos, muchos de ellos niños y jóvenes que estudiaban en colegios bilingües de la ciudad, fueron ellos quienes comenzaron a deslizarse sobre patinetas principalmente en la zona de Chapultepec y las Lomas.
Para los años 70’s, la afición por el skateboarding seguía en aumento gracias a las mejoras tecnológicas en los materiales con que se construían las patinetas.
Dicho factor propició qué las maniobras sobre el skateboard fueran mas arriesgadas y emocionantes, lógicamente eso atrajo a un número mayor de niños y jóvenes que sentía curiosidad por subirse a una patineta.
Con el aumento de la popularidad del skateboarding a finales de los años 70’s se crearon equipos de patinadores que realizaban exhibiciones por el país, congregando a un número cada vez mayor de gente… ¡y la comunidad ha seguido creciendo!
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Texto: A finales de los años 60’s, con la euforia de la celebración de los juegos olimpicos de 1968 , el uso de patines y patinetas se popularizó.
Esos artículos habían llegado a la ciudad principalmente por la gente que podia viajar a los Estados Unidos, muchos de ellos niños y jóvenes que estudiaban en colegios bilingües de la ciudad, fueron ellos quienes comenzaron a deslizarse sobre patinetas principalmente en la zona de Chapultepec y las Lomas.
Para los años 70’s, la afición por el skateboarding seguía en aumento gracias a las mejoras tecnológicas en los materiales con que se construían las patinetas.
Dicho factor propició qué las maniobras sobre el skateboard fueran mas arriesgadas y emocionantes, lógicamente eso atrajo a un número mayor de niños y jóvenes que sentía curiosidad por subirse a una patineta.
Con el aumento de la popularidad del skateboarding a finales de los años 70’s se crearon equipos de patinadores que realizaban exhibiciones por el país, congregando a un número cada vez mayor de gente.
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