Desde antes de la llegada de los españoles, los pobladores tlaxcaltecas se distinguían por sacar provecho de la aridez de su territorio y por ello consumir alimentos como la milpa, el maíz, frijol, jitomate, chiles, habas o nopales.
Así, cuando los españoles llegaron con borregos, cerdos, cabras, gallinas, además de las especias orientales, ajos y cebollas, en Tlaxcala inició el mestizaje gastronómico y amplió el abanico de opciones, mismas que ahora podemos disfrutar.
Cuatro dulces típicos que debes probar en tu visita a Tlaxcala
Por ello, si vas a Tlaxcala, aquí podrás disfrutar no sólo de los gusanos de maguey, del pulque o los escamoles, sino de deliciosos platillos que rinden homenaje a su mestizaje.
El pollo Tocatlán, que fue creado en la población de ese nombre, se envuelve al ave en hojas de mixiote con hoja santa o de aguacate, manteca y vegetales.
Aquí también podrás encontrar la sopa espesa llamada Tlatlapas, cuya base es el frijol tostado, molido y frito en manteca, al que se le añade chipotle, epazote y nopales.
Y aunque varios se disputan su paternidad, investigaciones apuntan a que el famoso taco de canasta vio la luz en San Vicente Xiloxochitla, a sólo media hora de Tlaxcala capital.
Ahí, desde los años setenta del siglo pasado, todas las mañanas un camión llevaba a vendedores, sus bicicletas y sus canastas de tacos a distribuirlos por diversos puntos de la Ciudad de México; ya en la tarde regresaban juntos a su poblado original.
Así fueron conocidos estos tacos al vapor, rellenos de papa, frijol o chicharrón, a los que se le fueron añadiendo ingredientes apetitosos que enriquecieron la culinaria primero del centro y luego de todo el país.
Un platillo centenario reservado para los paladares más aventureros es el llamado mole prieto, de carácter casi ritual en las fiestas patronales de Santa María Ixtulco, Santa Ana Chiautempan y Contla, a poco menos de 10 minutos de la capital del estado.
En Tlaxcala también podrás degustar el texmole, primo del mole de olla pero más espeso por la masa de maíz y los elotes, con trozos de carne, verduras y hasta tubérculos. También en ciertos restaurantes nos encontramos con el huaxmole tlaxcalteca, una variante del conocido mole de caderas.
No podían faltar los tamales, que en el caso de los tlaxcaltecas son ‘de carpa’ o pescado, que en realidad son charales o mojarras provenientes de criaderos cercanos.
Desde luego encontraremos el toque personal que los y las cocineras dan a los tlacoyos, sopas de nopales y de haba, el pipián rojo y verde con pollo o cerdo e incluso pato.
Para terminar una buena comida, bien acompañada con curado de pulque o un atole de frutas, lo ideal es pedir postres con ingredientes abundantes en esta geografía, como las alegrías de amaranto, los dulces de pepita de calabaza, las palanquetas de cacahuate, entre otros.
Este tour gastronómico, que muestra el origen mismo de la cocina mestiza mexicana, puede hacerse en trayectos cortos y seguros, durante todo el año.
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