En las faldas del Volcán de Colima, en pleno corazón del estado, se encuentra la Hacienda de San Antonio, un lugar que encierra historia y tradición, pero también elegancia y sofisticación. Los orígenes de esta hacienda se remontan a 1879, cuando era una finca cafetalera que alcanzó tal renombre, que su café arábica era servido
En las faldas del Volcán de Colima, en pleno corazón del estado, se encuentra la Hacienda de San Antonio, un lugar que encierra historia y tradición, pero también elegancia y sofisticación.
Los orígenes de esta hacienda se remontan a 1879, cuando era una finca cafetalera que alcanzó tal renombre, que su café arábica era servido en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York y bebido hasta por la Familia Imperial de Alemania.
La hacienda cuenta con una capilla que fue construida en 1913; cuando una erupción del Volcán de Colima amenazaba con destruir sus plantíos de café, su entonces dueña, Clotilde Vogel, le rezó a San Antonio para que los protegiera.
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Como los cultivos de café se salvaron, la capilla fue construida y la propiedad fue renombrada como Hacienda de San Antonio.
Con el tiempo, vio pasar nuevos propietarios, guerras y erupciones volcánicas para eventualmente ser adquirida por Sir James Goldsmith en 1980, y actualmente la Hacienda de San Antonio es un hotel boutique con más de 20 suites, todas ellas con un diseño individual.
Diez de sus suites tienen como vista sus verdes e imponentes jardines, inspirados en el Palacio de la Alhambra.
Otras cuatro de sus suites tienen como vista los pequeños ríos que rodean la hacienda, y ocho más tiene vistas hacia el imponente Volcán de Colima.
Esta hermosa construcción de color rosa, con interminables corredores sombreados y enclaustrada entre verdes jardines, ofrece una amplia variedad de actividades al aire libre que invitan a la diversión, aventura y relajación, como:
Además, si quieres salir del hotel, hay recorridos por el Pueblo Mágico de Comala, excursiones al volcán o salidas al campo de golf Altozano.
En cuanto a su gastronomía, que es completamente orgánica, tiene como piedra de toque lo mejor de la cocina mexicana con unas pinceladas internacionales.
Además de su restaurante principal, la Hacienda de San Antonio sirve comidas en varios de sus frescos y soleados rincones, y si se solicita con antelación, éstas pueden ser acompañadas por un pianista o un tradicional mariachi.
Una de sus apuestas más fuertes en este tema es el uso de ingredientes orgánicos y de temporada obtenidos de su finca así como de Cuixmala, su propiedad hermana.
Aquí, en un guiño a la tradición inglesa, sus huéspedes se reúnen en el Salón Amarillo para el té de la tarde, preparado por los chefs de la tienda.
Así que en tus próximas vacaciones a Colima, lánzate a descubrir y recorrer esta joya color de rosa escondida en las faldas de un volcán que es la Hacienda de San Antonio.
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