Jericalla, el postre que nació por accidente
La Jericalla es un dulce postre que después de probar no te vas a poder resistir jamás.
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La jericalla es sin duda el postre más famoso de la ciudad y del estado de Jalisco. Goza de reconocimiento internacional por su delicioso sabor y fácil elaboración.
Es tan popular que ya te hablamos de su próximo festival en Guadalajara, que dedica un festival a la jericalla.
Una de las más aceptadas versiones sobre el origen de la jericalla es sobre una monja algo despistada que dejó en el fuego una mezcla de exquisitos ingredientes. Leche, canela, azúcar, huevo, y vainilla entre ellos.
Se dice que las monjas ideaban un postre tanto delicioso como nutritivo para los huérfanos que cuidaban en el Hospicio Cabañas, ubicado en el antiguo barrio de San Juan de Dios.
En alguna ocasión mezcló dichos ingredientes y los puso a hornear. Al tener que servir a tantos niños lo olvidó dentro del horno y al sacarlo notó que se quemó por la parte superior.
Su nombre se debe a la ciudad en donde la monja nació, pero su receta se creó en la ciudad de Guadalajara, México.
Así la deliciosa Jericalla rinde honor a Jérica, municipio de la Comunidad Valenciana, en España.
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¿A que sabe la Jericalla?
Resultado de este delicioso incidente la jericalla es una golosina que evoca el sabor del flan, pero con una consistencia más bien ligera en la boca.
El sabor del dorado que la cubre (la leche quemada) es su principal característica, otorgándole un sabor especial que no podrás resistir nunca más.
De esta manera, la receta y su popularidad se fueron extendiendo poco a poco por las colonias de Guadalajara y otros estados, hasta convertirse en un postre insignia tradicional de ese lugar.
Receta para hacer jericalla en casa
De acuerdo con Larousse Cocina, lo primero que debes hacer es hervir la leche con la canela y agregar el extracto de vainilla.
Mientras tanto bate suavemente las yemas con el azúcar, lo cual después debes mezclar con la leche y tres cucharaditas de fécula de maíz.
Vierte la preparación en moldes o refractarios que deberás poner en baño María por alrededor de media hora o hasta que estén bien cocidas; para dorar la parte superior puedes usar un soplete o bien, el asador del horno.
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