Este San Valentín, regala un atardecer (con un vino y unas flores)

Se dice que el vino es para disfrutar y compartir. Y hay placeres simples de la vida que también se pueden disfrutar con alguien o con muchos más.

En el contexto de San Valentín, por ejemplo, hay que tomar en cuenta que la calidad de los momentos compartidos supera la cantidad de regalos.

Así que ¿por qué no embotellar (y celebrar) la amistad, el amor y los placeres simples de la vida, como son los atardeceres?

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Ese ha sido el propósito de Casa Luna, viñedo ubicado en el Valle de Guadalupe, Ensenada, que busca que en este día tan especial lo celebres con su vino rosado, el cual evoca los atardeceres en sus viñedos.

Los colores de este vino, que van del rosa al salmón y al dorado, sin duda te recordarán o te harán desear estar contemplando el atardecer, uno de esos pequeños placeres que nos regala la vida.

¿Y por qué no? Si eres de los que gusta regalar (o recibir) flores el 14 de febrero, hazlo con un ramo que también evoque los colores del atardecer bajacaliforniano, con un ramo que lleve girasoles, (alegría y felicidad); rosas blancas (lealtad y perpetuidad), y margaritas color morado (lealtad y elegancia), así como claveles y algo de follaje.

Complicidad y coincidencia

La filosofía y espíritu de este Granache rosé es “recordar nuestros momentos favoritos con familia y amigos” y así celebrar el amor que nos lleva a coincidir.

Cada botella tiene el potencial de convertirse en un capítulo de complicidad con tus seres queridos.

El aroma de este rosé evoca frutas frescas como fresas, frambuesas, cerezas y destellos florales como lilas y violetas.

Denia Luna, parte de la familia de Casa Luna, afirmó que su color y sabor le dan una nobleza que le permite maridarse desde con un clásico bagel con queso y salmón, una pasta con mariscos y hasta un cheese cake. El cielo -asegura- es el límite de opciones que tienes para combinarlo.