Entre copas y sabores: la fiesta del vino mexicano en Nación de Vinos 2025

El premiado chef Javier Plascencia prepara la centenaria ensalada César mientras es grabado por numerosos celulares; Hugo D’Acosta —precursor de la vitivinicultura en el Valle de Guadalupe— habla sobre los retos tecnológicos de la elaboración de vino sin alcohol y la importancia de aprender de las nuevas generaciones; un trío de artistas personaliza copas de vino mientras entusiastas del vino participan en catas, se convierten en enólogos por un día o prueban una y otra vez los platillos exquisitos de algunos de los restaurantes más renombrados de México.

Todo eso es tan una muestra de las experiencias que se vivieron en Banorte Nación de Vinos 2025, una de las fiestas más emblemáticas del vino mexicano.

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Una fiesta en honor al vino mexicano

Banorte Nación de Vinos 2025, celebrado en el imponente Campo Marte de la Ciudad de México, fue más que un evento, fue una celebración en honor a la industria vitivinícola nacional.

Bajo el lema tácito de ‘quien tiene vino, tiene amigos’, esta sexta edición reunió a enólogos, bodegueros, sommeliers y amantes del vino en un ambiente cálido y relajado que invitó no solo a degustar, sino a compartir historias y aprendizajes.

Más de 80 bodegas de distintas regiones del país se dieron cita con un objetivo común: enaltecer el vino que se produce en casa, un orgullo nacional que hoy en día es el favorito de los mexicanos.

Desde gigantes de la industria como L.A. Cetto, con una producción de 14.5 millones de botellas al año, hasta proyectos boutique como Salvaje, liderado por el enólogo Fernando Cortés, con apenas 5,000 botellas anuales, o Paralelo, con sus tres etiquetas de excelencia, todos encontraron un espacio para brillar.

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Sabores de primera línea

Y no solo se trató del vino. La gastronomía, su compañera ideal, tuvo un papel protagónico con propuestas de alto nivel: Rosetta deleitó a los asistentes con su tamalito de elote y su icónico rol de guayaba en el Pabellón Oliva de San Luis Potosí, mientras que José Luis Hinostroza, desde Tulum, sorprendió con las delicias de Arca. Quintonil, Chévere —recién inaugurado en Polanco—, Lilou deleitaron a los presentes, quienes se acercaban en repetidas veces a las degustaciones.

Intercambio de risas y saberes

Nación de vinos también significa encuentro y reencuentro.

Los enólogos, generosos, no solo llenaron las copas una y otra y otra vez, sino que compartieron su conocimiento con quien se les acercara, lo que daba paso a amenas charlas que cautivaron tanto a principiantes como a conocedores.

Este intercambio cercano y auténtico destacó el lado humano de la industria, recordándonos que el vino es más que una bebida: es un puente entre culturas, historias y pasiones.

San Luis Potosí brilló como estado invitado en la edición 2025 de Banorte Nación de Vinos, donde proyectó su riqueza vitivinícola y cultural con gran orgullo.

La participación de bodegas como Pozo de Luna, Cava Quintanilla y Viña Cordelia destacó el crecimiento de esta región como un referente en el ámbito vinícola, gracias a la calidad e innovación de sus etiquetas.

Por ejemplo, Cava Quintanilla cautivó con su reserva Chardonnay, que ha sido galardonada con medallas de oro en prestigiosas competencias internacionales, reafirmando la excelencia de los vinos potosinos.

La presencia de San Luis Potosí simboliza su creciente influencia en la escena vitivinícola nacional, dejando claro que sus productos no solo conquistan paladares, sino también reconocimientos a nivel global.

Más allá del vino

Además de las degustaciones ofrecidas por más de 80 bodegas, Banorte Nación de Vinos 2025 sorprendió a los asistentes con una serie de activaciones interactivas que llevaron la experiencia al siguiente nivel.

Los amantes del vino pudieron convertirse en enólogos por un día y crear su propia etiqueta personalizada, mientras que otros aprovecharon la oportunidad de personalizar sus copas mediante grabados láser, llevándose a casa un recuerdo único.

El evento también dejó espacio para la creatividad de la coctelería con la presencia de cuatro reconocidos cocktail bars: Handshake Speakeasy, catalogado como el #1 de The World’s 50 Best Bars, junto a Licorería Limantour, Rayo y Bekeb de San Miguel de Allende.

Estas propuestas, junto con catas guiadas, degustaciones, productos gourmet, novedades como vinos enlatados —una tendencia emergente en México, pero que su crecimiento refleja una adaptación de la industria vinícola a las preferencias de las nuevas generaciones, ofreciendo opciones prácticas y sostenibles sin comprometer la calidad— complementaron la vibrante atmósfera que convirtió a Nación de Vinos en un paraíso sensorial.

Momentos emotivos

Esta edición será recordada por un momento emotivo: el homenaje póstumo a Ricardo Vega Cámara, pionero del vino mexicano y valioso miembro del gremio.

El tributo destacó los desafíos que enfrentan los vitivinicultores, pero también la fortaleza y unidad de la industria.

A pesar de las adversidades, Banorte Nación de Vinos fue, ante todo, una celebración vibrante de la calidad y el orgullo de los vinos mexicanos, que se consolidan como un referente en el ámbito internacional.

Organizado por la agencia de marketing gastronómico Paladar, este evento reafirma año con año su lugar como el epicentro para quienes disfrutan del buen vivir, creando lazos y conexiones en un espacio donde cada copa cuenta una historia y cada bocado eleva la experiencia.

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