¿Ya conoces el nuevo rostro de la histórica cantina La Numantina? ¡Aquí te lo mostramos!

Vuelve a brillar tras su reapertura, ofreciendo comida tradicional, música en vivo y un auténtico ambiente de cantina. Además, cuenta con promociones diarias, eventos privados y servicio de catering.

Eliesheva Ramos  ·  12 septiembre, 2025
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cintillo gastronomía

En tiempos prehispánicos, la zona donde hoy se levanta la colonia San Rafael estaba cubierta por el lago. Ya para el siglo XVII, las aguas habían dejado espacio a huertas, al viejo acueducto de La Verónica —uno de los dos que surtían de agua a la ciudad— y a las primeras construcciones coloniales, como la iglesia de San Cosme y la Capilla del Calvario.

Hoy, en esa misma zona que ha visto pasar siglos, se alza otra institución: La Numantina, una cantina con alma de barrio que resiste con sabor desde hace más de ocho décadas.

Ubicada en Manuel María Contreras #4, La Numantina no solo ha sido testigo del tiempo: lo ha servido en copas.

Fundada en 1939 —aunque muchos en la colonia juran que sus puertas se abrieron desde 1929— este rincón comenzó como esas tabernas que lo mismo vendían vino que platillos sencillos, en un México donde los gachupines detrás del mostrador y los parroquianos forjaban la idiosincrasia cantinera local.

La Numantina, como su nombre lo indica, tiene vocación de resistencia. Cerró un tiempo durante la pandemia, como tantos otros lugares que no pudieron más… pero esta cantina no desistió y regresó con el mismo espíritu de siempre, pero con nuevos bríos.



Ahora está por cumplir un año desde su reapertura y lo celebra como se debe: con comida bien servida, música en vivo, tragos con historia y un ambiente de camaradería.

Una cantina de las que ya casi no hay

Aquí no hay pretensiones ni etiquetas doradas. Hay alambre de res bien servido con pimientos y queso, robalo a la Rockefeller con costra de queso derretido, pulpo rostizado, mixiote de conejo tierno con nopales y unos camarones cajún que llegan burbujeando de sabor.

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Por si fuera poco, puedes empacar un burrito de arrachera con papas paja que hace patria desde el primer bocado.

Y claro, la comida se riega con lo que uno espera en una buena cantina: mezcalita, clericot, carajillo, mojito, bloody Mary, Tom Collins, ron con goma. Todo lo que se necesita para pasarla bien. La cerveza bien fría, el tequila y el vino que caen como abrazo.

Los lunes a viernes, la casa consiente al sediento:

Si pides tres tragos, te llega una botana de cuatro tiempos como Dios manda.
¿Cinco chelas? Botana gratis.
¿No quieres complicarte? Lánzate por la botana completa por solo $149.

Aquí nadie se queda sin apapacho.

Jueves de bohemia, viernes de Rock & Roll

En esta cantina los días no son iguales. Los jueves, por ejemplo, se llenan de nostalgia y pasión con las voces de Daniel Riolobos, Manuel Adrián y la inigualable Lunna Mursan.

Canciones que acarician la memoria, copas que se vacían entre estrofa y estrofa. El ambiente se pone tan bueno que ya decidieron hacerlo fijo todos los jueves del año.

Y si lo tuyo es mover el pie al ritmo del recuerdo, los viernes son de Rock & Roll. Música en vivo, tragos que no se hacen del rogar y un espíritu de fiesta que, dicen, ha revivido más de un alma.

Este septiembre, además, hay promoción especial: por $299 puedes ordenar un buen platillo (de los que te dejan sin habla) y acompañarlo con una mezcalita bien servida o una copa de vino de la casa. No hay más qué decir.

En la cantina La Numantina, los postres son una verdadera experiencia, y las fresas Jubilee se llevan los aplausos. Preparadas al momento en tu mesa, este espectáculo dulce comienza con jugosas fresas salteadas en mantequilla, licor y azúcar, para luego ser flameadas con maestría por el personal experto, que domina el arte del flambé con precisión y elegancia. El resultado: una explosión de sabor cálido y afrutado que cierra la comida con broche de oro.

Además, puedes disfrutar del clásico flan napolitano, crepas de cajeta, plátano frito, ate flameado y un rico pastel de chocolate, todos preparados con el sello tradicional de La Numantina.

Una cantina con historia… y con futuro

Las cantinas de la Ciudad de México han sido testigos de revoluciones, tertulias literarias, brindis memorables y pleitos de novela.

Nacidas del mestizaje entre las pulquerías prehispánicas y las tabernas coloniales, fueron evolucionando entre los muros divididos que ordenó levantar el gobierno de 1931 para separar la tienda de abarrotes de la venta de alcohol.

Así nacieron estos templos de fraternidad etílica, donde se fraguaron ideas, se apagaron penas y se celebraron días de quincena.

La Numantina honra ese linaje. Sigue viva, sabrosa, vigente. Y también se adapta: ofrece servicio de catering con la sazón de su cocina y el sabor de su barra, para que lleves la fiesta a donde la necesites.

Y si la idea es reunirte con la banda, la familia o los cuates de la oficina, puedes reservar para un evento privado y armar la pachanga con todo el estilo de cantina tradicional: trago, comida, música y calor humano.

De maestros, parroquianos y memoria colectiva

Dicen los más viejos del rumbo que en sus primeros años era común ver a maestros de la Escuela Normal vecina calificando tareas entre chela y chela, lo que le ganó el apodo cariñoso de La Normantina.

Quizás sea mito, quizás no. Pero de que era punto de encuentro de intelectuales, obreros, artistas y godínez con alma de poeta, no hay duda.

Y aunque la ciudad cambia, aunque infinidad de cantinas han cerrado para convertirse en farmacias o tiendas de conveniencia, La Numantina resiste.

¿Qué esperas para conocer (o reencontrarte con) esta joya de la San Rafael?

Aquí no hay pose, hay sabor. No hay moda, hay historia.

La Numantina.
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