Monte Albán: legado zapoteca de Oaxaca

Monte Albán domina los Valles Centrales de Oaxaca con su arquitectura monumental, historia milenaria y profunda conexión espiritual con sus antiguos habitantes.

Ricardo Vélez  ·  22 julio, 2025
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Enclavado sobre una montaña a ocho kilómetros de Oaxaca de Juárez, Monte Albán representa uno de los centros ceremoniales más importantes de Mesoamérica. 

Fundado alrededor del año 500 a.C., este sitio arqueológico funcionó como capital de la civilización zapoteca durante más de mil años, y alcanzó su máximo esplendor entre los siglos V y VIII d.C.

La ciudad se construyó sobre terrazas artificiales que modificaron la topografía del cerro. Desde su cima, los zapotecas controlaron los tres brazos del valle: Etla, Zimatlán y Tlacolula. 

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Esta ubicación estratégica les permitió ejercer poder político, militar y religioso sobre la región. En su apogeo, Monte Albán albergó a más de 30,000 habitantes, quienes vivían en las laderas y se dedicaban principalmente a la agricultura.



El sitio destaca por su Gran Plaza, rodeada de templos, palacios y plataformas ceremoniales. Entre sus estructuras más emblemáticas se encuentran el Edificio de los Danzantes, con estelas que representan figuras humanas en posiciones rituales.

El Juego de Pelota Grande, donde se realizaban ceremonias deportivas; y la Plataforma Sur, que ofrece una vista panorámica del valle. También sobresale la Tumba 7, descubierta por Alfonso Caso en 1932, que resguardaba una de las colecciones de orfebrería más valiosas de Mesoamérica.

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Monte Albán mantuvo vínculos con otras culturas, como Teotihuacan, lo que se refleja en su cerámica, arquitectura y escritura. Tras su abandono por la élite zapoteca en el siglo IX, los mixtecos reutilizaron el recinto ceremonial, enterrando a sus gobernantes en las antiguas tumbas.

En 1987, la UNESCO declaró a Monte Albán Patrimonio Cultural de la Humanidad junto con el Centro Histórico de Oaxaca. Hoy, el sitio recibe visitantes de todo el mundo que buscan conectar con la historia profunda de los pueblos originarios.

Explorar Monte Albán permite comprender la sofisticación de las culturas prehispánicas y apreciar el legado que aún vive en el corazón de Oaxaca.

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