Imagina una noche en Polanco, el vibrante corazón gastronómico de la Ciudad de México. En un restaurante de renombre te espera una experiencia sensorial única: maridaje de Habanos y vinos chilenos.
Cent’Anni Ristorante Vivo siempre invita a la celebración de la dicha de estar vivos. Pero ciertas noches son más especiales. Son las noches en que la gastronomía se encuentra con el arte de la estimulación de los sentidos.
Desde que entras el ambiente te envuelve con su elegancia y calidez. Cada detalle en Cent’Anni te acerca a un dúo que celebra la riqueza sensorial: chilenos tintos y Habanos.
El concepto Cent’Anni Ristorante Vivo nació hace 10 años en la colonia Condesa y se mudó a San Miguel de Allende, Guanajuato, donde se convirtió en uno de los más exitosos no solo entre los turistas sino entre los residentes de aquella ciudad y de sus alrededores. Su nombre proviene de una expresión italiana al momento de brindar, que desea al otro, bendiciones por cien años.
Música y vino, en el Festival de Haciendas y Viñedos del Marqués
Cuando ya estás cómodo en tu mesa, aparece Sofía Ruiz, brand ambassador de Ashers México, empresa especializada en la comercialización y distribución de Habanos en México.
Esta especialista en tabaco de lujo guía la experiencia, que consta de tres momentos cuidadosamente diseñados para que aprecies cada nota de Habanos Hoyo de Monterrey, reconocidos por su calidad excepcional y ricos aromas. El suave sabor de su ligada lo convierte en una opción atractiva para quienes gustan de un Habano de menor fortaleza, delicado y aromático, con una gran elegancia y complejidad.
El primer maridaje fue con un Santa Rita 120 Carménère, un vino con un perfil suave. La marca 120 presume tradición e historia, y su filosofía empata con la del Habano: Sacarle provecho al lado simple de la vida, al disfrute de cada momento con quienes amas.
Este Santa Rita preparó tu paladar para la intensidad del Habano que lo acompañaba. El humo danzó en el recinto y liberó aromas profundos y complejos. Tras el disfrute de la primera bocanada, el 120 Carménère complementará cada calada.
Luego inició un maridaje más robusto, donde la fortaleza media a fuerte del Habano fue balanceada con un Medalla Real Cabernet Sauvignon, un homenaje a Francisco García Huidobro, ancestro de la familia fundadora de Viña Santa Rita y Marqués de Casa Real, quien estableció la primera Casa de Moneda de Chile. Sin duda es una marca clásica y representativa de Viña Santa Rita.
Sin duda cada vino resaltó y complementó las complejas notas de los Habanos.
La destreza y dedicación de los torcedores dan vida a los puros más exquisitos del mundo. Con manos expertas y un conocimiento profundo transmitido de generación en generación, seleccionan y enrollan las hojas de tabaco con una precisión impecable.
Cada Habano es una obra maestra única. Es resultado de años de experiencia y un agudo sentido de la perfección. Para admirar la maestría de los torcedores, hasta Cent’Anni llegó la cubana Yunisei Gómez, quien con sus manos no solo garantiza la calidad superior de cada pieza, sino que también preserva una tradición cultural rica y valiosa, elevando la experiencia de fumar un Habano a un nivel de arte y sofisticación.
El proceso de elaboración de un habano en la mesa del torcedor tarda aproximadamente cinco minutos dependiendo del formato de la vitola, pero sabías que se necesitan tres años como mínimo para la elaboración de un solo habano.
“El tabaco no es sentarte solo a fumar, es indagar en el origen, en qué hay detrás, los procesos, la industria”, dice Sofia, quien con soltura arroja datos como las diferencias entre un puro y un Habano.
“Son distintos. El Habano es el único producto —hablando de tabaco premium— que ostenta una denominación de origen protegido. Para que puedas llamarle Habano a un producto de tabaco debe responder a ciertos parámetros: elaborado con tabaco negro cubano, con hojas provenientes de ciertas regiones tabacaleras y creación artesanales”, explica Sofía, la segunda mujer en México —y única activa— que ostenta la certificación máxima (el máster habano sommelier) que otorga Cuba.
El evento cierra con una exquisita cena preparada por el chef Búlmaro Hernández, quien pensando en toda la experiencia incluyó un menú de cuatro tiempos. Inició con la ensalada Cent’Anni, calamares fritos, camarones al coco y, como plato principal, medallones gorgonzola… ¡todo un festín!
Durante la velada se disfruta el intercambio de impresiones y conocimientos, lo que crea una atmósfera de camaradería y entusiasmo entre aficionados y expertos. Y es que el Habano invita a la conversación profunda, a estrechar lazos, a pasar un buen momento, al hedonismo.
Cada sorbo y cada inhalación crean una sinfonía de sabores y sensaciones. El vino acaricia tu paladar con su textura sedosa, mientras el Habano añade un toque de sofisticación y relajación. La combinación es sublime, una danza armoniosa entre la intensidad y la sutileza. El Habano tiene su protocolo, pero no te preocupes, Sofía te guía para que seas parte de esa comunidad apasionada por los buenos humos.
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