Guelatao de Juárez, un pintoresco pueblo enclavado en las montañas de la Sierra Norte, es mucho más que un simple rincón en el mapa.
Guelatao de Juárez, un pintoresco pueblo enclavado en las montañas de la Sierra Norte, es mucho más que un simple rincón en el mapa.
Es un lugar donde la historia se entreteje con la naturaleza, donde cada sendero cuenta la historia de un hombre que cambió el rumbo de un país.
Este lugar, cuyo nombre en zapoteco evoca la magia de una “Laguna encantada“, es la cuna de uno de los líderes más emblemáticos de México: Benito Juárez.
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Recorrer las calles de Guelatao es adentrarse en los pasos de Juárez, caminar sobre la tierra que lo vio nacer y crecer.
En este municipio, rebosante de legado histórico, cada esquina parece susurrar anécdotas de aquel niño humilde que se convirtió en presidente.
La Casa donde nació Benito Juárez, una modesta réplica de su hogar original, es un testimonio vivo de sus raíces humildes.
Al adentrarse en sus paredes de adobe, los visitantes son transportados a la Guelatao del siglo XIX, donde la realidad de la infancia de Juárez cobra vida a través de fotografías y artefactos de la época.
Es aquí donde los visitantes pueden contemplar el verdadero rostro del líder y comprender la sencillez de sus inicios.
Este es otro de los tesoros de Guelatao, y de igual forma, le rinde tributo al legado político del Benemérito de las Américas.
Entre grabados, fotografías y objetos personales, los visitantes pueden sumergirse en la vida y obra de este ilustre personaje.
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Además de facsímiles de los decretos y leyes en los que participó durante su carrera política. La entrada es libre y la puedes visitar de miércoles a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
La escultura que lo representa en su juventud, rodeado de ovejas, evoca los días en los que recorría los paisajes de la Laguna Encantada.
Hablando de esta laguna, su belleza natural cautiva a quienes la visitan. No solo es un refugio de tranquilidad, sino también un lugar donde la fauna local se entrelaza con la historia de Juárez.
La escultura que lo retrata pastoreando junto a sus ovejas es un recordatorio de sus días de juventud en este paraje de ensueño.
Y aunque el Mirador de Cristal pueda parecer un tanto ajeno a la historia de Juárez, desde sus alturas se puede contemplar la grandeza de Guelatao en todo su esplendor.
Un trekking hasta este punto ofrece una experiencia única, donde la naturaleza y la aventura se fusionan para crear recuerdos imborrables.
Guelatao es mucho más que un destino turístico; es un viaje en el tiempo, un paseo por la vida y legado de Benito Juárez.
Cada rincón de este pueblo montañoso cuenta una historia, y cada visita es un paso más hacia el corazón de la historia mexicana.
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