Donceles 98, un lugar de ultratumba en la CDMX
Nunca imaginarías que estos lugares tan populares en el Centro Histórico de la CDMX, tuviera una historia tan macabra y llena de sangre.
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Donceles 98, conocido como el “lugar maldito al que nadie se atreve a entrar”, es una dirección que ha adquirido una notoriedad inquietante y un aura de misterio a lo largo de los años.
Se encuentra ubicado en el corazón de una ciudad, rodeado de calles bulliciosas y edificios modernos
A pesar de su aparente ubicación céntrica, permanece como un enigma para los habitantes locales.
Sin duda alguna has visitado el Centro Cultural de España, la librería Porrúa o San Ildefonso, ya sea para comprar material escolar en esos días agitados de vacaciones.
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Es muy probable que hayas pasado por este lugar sin imaginar siquiera que en su interior se esconde una gran leyenda de la ciudad.
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En el local que ahora alberga una tienda de fotografía, tuvo lugar una de las masacres más notorias en la historia de nuestra ciudad.
Esta tragedia está rodeada de misterios profundos y especulaciones paranormales que aún permanecen sin resolver.
La leyenda que envuelve a Donceles 98 se ha tejido con el paso del tiempo, alimentada por rumores, historias urbanas.
La leyenda de Donceles 98
A finales del siglo XVIII, cuando un próspero comerciante llamado Don Joaquín Dongo habitaba en lo que hoy conocemos como el número 98 de la calle Donceles, antes identificado como la Calle de Cordobanes número 15.
En un fatídico 24 de octubre, junto a otras 11 personas, este influyente hombre fue víctima de un brutal asesinato.
Se especula que habían caído a manos de puñaladas, pero la verdad sobre el método y los motivos de este homicidio eran mucho más siniestros y complejos que eso.
En el relato de Madame Calderón de la Barca sobre la vida en México, se narra el brutal asesinato del rico comerciante Dongo.
Una noche, los asesinos imitaron los toques del coche para ingresar a la casa, aprovechando la ausencia de Dongo.
El portero es aquin primero atacaron, quien muere apuñalado. Luego, siguió un indio y la cocinera, y así sucesivamente, hasta que una vez personas yacieron en el suelo, bañadas en sangre. Este evento desencadenó una serie de investigaciones y anécdotas sobre el crimen.
Los primeros informes sugirieron que el motivo del homicidio fue un robo común que terminó en tragedia.
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Donceles 98, un pacto con el diablo
Para los vecinos y allegados, las investigaciones apuntaron a razones basadas en rumores oscuros y ampliamente difundidos.
Pues se decía que Don Joaquín había acumulado su fortuna gracias a un pacto con el diablo.
La muerte de su familia y criados se debió a que el señor se negó a cumplir el pacto con el demonio.
Según estas macabras historias, fue Satanás quien guió las manos de los perpetradores del crimen. Otros afirmaron que fue el propio diablo quien se dirigió a los tres acusados asesinos durante el atroz suceso.
Estos tres hombres, identificados como Aldama, Dávila y Blanco, al ser arrestados, confesaron sin hacer referencia a ninguna influencia sobrenatural.
Un trágico fin para los perpetradores del crimen
Los escépticos argumentaron que la Santa Inquisición sometió a Blanco a torturas para que confesara un crimen que no cometió, implicando además a dos cómplices sin motivo alguno.
Posteriormente, todos fueron ejecutados públicamente mediante la pena del garrote. Sus manos fueron amputadas y exhibidas tanto en el lugar del crimen como en la casa donde se ideó el plan.
Hoy en día, el lugar está envuelto en sombras y cargado de memorias sombrías.
Aunque la antigua mansión se derribo y reemplazada por un edificio moderno y funcional, desprovisto de cualquier interés estético, el terreno sigue siendo temido por su misterio paranormal.
El lugar se le recuerda como el escenario de un asesinato que causó conmoción en su época, pero sobre todo, es mirado con desconfianza debido a la creencia popular de que allí la maldad, invisible a los ojos, ejerce su poder.
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