Casa Hotlz, joya del Art Nouveau en la CDMX
Esta casa fue diseñada con influencia en el Art Nouveau y se encuentra en la Ciudad de México
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En la Ciudad de México hay una mansión que destaca por el estilo arquitectónico con el que fue construida y además con el que ha sido adornado y esa es la Casa Holtz, un recinto que nació con ese estilo debido a un jarrón del mercado de la Lagunilla.
Esta casa tiene una dimensión de dos mil 300 metros cuadrados que se distribuyen en los cuatro pisos con los que cuenta la residencia. Para construirla se tuvieron que realizar más de tres mil planos de dibujos y fue creada por el mismo dueño de la casa, el ingeniero Ignacio Holtz, quien habita la mansión junto a su esposa, Beatriz Mendivil.
El interés por este estilo artístico para construir una casa como esta surgió en los Holtz luego de descubrir un jarrón con este estilo en el mercado de la Lagunilla, esto mientras corrían los años 60. Luego de que la colección de piezas estilo Art Nouveau crecieron el matrimonio decidió que necesitaban una nueva casa en la que pudieran albergar los artículos y por eso decidieron construir esta casa.
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En esta mansión hasta las banquetas se han diseñado con líneas que simulan listones. La casa está rodeada por una reja modernista y una barda de protección. La entrada principal se encuentra en la esquina de las calles Monte Ararat y Sierra Gorda en la colonia Lomas de Chapultepec.
Hay que decir que para construir esta caza cada pieza tuvo que construirse desde cero, luego de las pruebas que hicieran carpinteros y herreros. Para eso fue creado un taller de carpintería, tapicería y resina en la residencia.
La Casa Holtz cuenta con el título de la ‘Casa Art Nouveau más grande del mundo‘, otorgado por el Museo d’Orsay, e incluso podría considerarse como un digno homenaje a Héctor Guimard y Victor Horta, arquitectos insignia del estilo artístico en Europa.
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Se sabe que las piezas en la residencia en su mayoría fueron curadas por la propia Beatriz y que provienen de Budapest, Lyon, Milán y París.
Esto a pesar de que al ser una residencia privada el acceso a la casa no está permitido, por lo que existen pocos testigos de los vitrales y la colección de los Holtz, y es que lamentablemente, es muy poco lo que se puede admirar de ella desde las aceras.
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