Antifine, donde la buena comida y los malos modales reinan

Antifine, donde la buena comida y los malos modales reinan

En esta original y disruptiva propuesta del chef Alfredo González, olvídate de las reglas y las buenas maneras.

Si Carreño viviera seguro reprobaría lo que sucede dentro de una bella casona porfiriana de la colonia Roma.

Y es que en Antifine Dining, la original y disruptiva propuesta gastronómica del chef Alfredo González, lo primero que se sugiere para goces al máximo, es que te olvides de las reglas de urbanidad y las buenas maneras y te permitas iniciar la aventura gastronómica lamiendo el plato.

Sí, así como lo lees; en este sitio se busca el éxtasis no solo a la hora de probar elaboradísimas recetas, sino que desde que ingresas al histórico inmueble —que tiene mucho que contar— te sientas en un ambiente relajado.

Es que Antifine es una sátira al fine dining, por ello aquí los modales se rompen para, sin censuras, dedicarse al hedonismo.

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Entre moscas e historias

Casa de las amantes de Porfirio Díaz y luego bar underground, el inmueble que alberga Antifine está lleno de historias.

Desde que entras no puedes evitar sonreír ante una monumental mosca pintada en la pared que exige con cubiertos en mano que la alimenten.

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El insecto más común del mundo está presente en infinidad de detalles.

Si eres juguetón podrías invitar a tus acompañantes a buscarlo, pues aparece en donde menos te lo imaginas… ¡Hasta nadando en tu vaso! Pero no te asustes, pues es una mosca elaborada con ingredientes comestibles, la cual está congelada en algunos hielos.

Estos y otros detalles le confieren al lugar un halo especial. Sin duda aquí hallarás magia y, por supuesto, olores y sabores que te harán disfrutar como pocas veces.

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Sabores que enamoran

La original y disruptiva propuesta gastronómica del restaurante del chef Alfredo González sigue dando de qué hablar en la Roma, colonia que lo recibió con bombo y platillo hace un par de años.

Antifine Dining es el sitio ideal para quienes están ávidos de degustar lo mejor de la cocina mexicana contemporánea con un acento en los productos del mar, los favoritos de González, creador del concepto.

Lo segundo que verás (ya dijimos que las moscas son protagonistas) será un plato roto sobre la mesa. Tras una cálida bienvenida por parte de tu mesero, te ofrecerá un gel de chapulines con chiles tatemados y jugo de limón. Recuerda que el menú, cuidadosamente diseñado, se disfruta más haciendo a un lado los modales.

Seguimos la aventura un tiradito de cayo de hacha con un aguachile de salsa verde con jícama lactofermentada con unas gotas de aceite de chile.

La jícama, que parece una flor en el plato, ya no está firme gracias a un proceso de lactofermentación. Este técnica no tiene nada que ver con lácteos o búlgaros; se trata del uso de una bacteria que fermenta; eso lo logra consumiendo la fructuosa de la fruta, lo que genera ácido láctico.

La mesera recomienda “destrozarlo para que se mezclen los ingredientes y se incorporen los sabores”. Seguramente te costará combinarlo porque el emplatado, de este y todos lo que se sirve, es lindo.

Hasta ahora todo es delicioso. Con ganas de más, pedimos la exsuegra, un chileatole de escamoles con maíz azul, chícharo, puré de haba y una espuma de chile habanero y serrano. También debe mezclarse, pues sino la espuma, que es la que concentra el picor, sería fuerte para el paladar. Para comerlo como dios manda, en este momento te ofrecen tortillas calientitas.

El segundo plato fuerte fue el risueño. Se trata de un risotto en salsa de codzito —un antojito tradicional yucateco— mejillones en escabeche, una yema de huevo curada en salsa de soya y un alioli de tinta de calamar. Para agregar textura, este platillo se acompaña con pan.

Y es que en Antifine van más allá. Saben que la exquisitez de los platillos es lo menos que espera un comensal, así que van hasta otro nivel y juegan con las texturas de los ingredientes.

Hace un tiempo había una ensalada que incluía escamas de pescado, las cuales, tras ciertos procesos, se volvían comestibles y luego eran caramelizadas.

Este risotto llega a tu mesa de color naranja, pero una vez que lo mezclas para combinar los ingredientes, el alioli de tinta de calamar lo vuelve negro. Consúmelo hasta que tome ese color… ¡una delicia!

Aquí lo que pidas te volará la cabeza. Aunque ya no aparece en el menú, tenían una flor de jamaica rehidratada, la cual era espolvoreada con azúcar, y tras unos pases mágicos del chef González esa flor sabía ¡a churro!

Además de estas creaciones, en Antifine echan mano de recursos como el prepostre para alcanzar una experiencia única e inolvidable.

El prepostre es un bocadillo que se sirve en infinidad de restaurantes, entre el principal y el postre, para limpiar el paladar para recibir nuevos sabores. Por lo general este elemento debe ser algo que haga salivar, que active las papilas, para que haya algo parecido a una limpieza bucal.

El postre que elegimos era una mezcla de maracuyá con naranja, lleva naranja confitada mezclada con polvo de chile, todo eso se cubre con un poco de azafrán y se recubre con un sorbete de limón amarillo y maracuyá. Aquí la recomendación es iniciar desde el centro y “jalar” todos los ingredientes con la cuchara.

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19*85, delicioso speakeasy

También cuenta con un bar, algo así como un speakeasy, término nacido en la época de la ley seca en Estado Unidos para referirse a establecimientos o bares ocultos.

Este espacio, llamado 19*85, es muy íntimo. Solo tiene cupo para unas 16 personas, así que por su exclusividad sin duda puede llamarse speakeasy. No dejes de admirar el mural a cargo de la artista Triana Parera.

Y si buscas privacidad, Antifine ofrece tres privados (dos para ocho personas y uno para 16).

Pues ya lo sabes, si quieres comer platillos no solo de alto nivel, con ingredientes de primera y con sabores únicos, pero comportarte como si estuvieras en tu casa, Antifine es tu lugar. Te aseguramos que la experiencia gastronómica que crea González, todo un maestro de la cocina, hará que vuelvas una y otra y otra vez.

¡Conoce a los embajadores de la buena cocina y los malos modales en la mesa!

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