Visita la Iglesia de Santo Madero, lugar turistico obligatorio de Parras de la Fuente, Coahuila
Al interior de la Iglesia del Santo Madero se dice que alberga una de las astillas de la cruz original en la que Jesús se le crucifica.
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La Iglesia del Santo Madero en Parras de la Fuente, Coahuila es un ícono del pueblo. Situada a las orillas sobre un risco, ofrece una imagen pintoresca y encantadora del lugar.
Sobre la colina de un volcán extinto conocido como Sombreretillo, que se conoce así por sus semejanza con un sombrero, se ubica esta iglesia de estilo colonial construida en 1868 y ahora es un ícono arquitectónico de la ciudad.
La construcción del recinto se debe a que los jesuitas que llegaron al lugar colocaron una cruz de madera sobre una colina a fin de que pudiera ser vista por los pobladores, que en esa época eran indios agrestes y difíciles de cristianizar.
La cruz, al estar a la intemperie, empezó a deteriorarse, por lo que decidieron construir una capilla o iglesia que la resguardara. Así inició esta caprichosa construcción que hoy en día es sumamente visitada.
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Para subir hay una rampa que tiene escalones a su lado derecho. Una vez que se llega a la base de la iglesia, se sube por una escalera blanca.
Al llegar a la puerta principal te das cuenta que consta de un pequeño recinto donde el espacio principal lo ocupa una simple cruz de madera.
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La vista desde la iglesia es impresionante, por un lado las montañas y por otro el valle ocupado por Parras de la Fuente.
Su silueta puede apreciarse desde cualquier parte del poblado debido a su altura. Su estilo es colonial y representa todo un reto para los devotos que desean visitarla, pues para llegar a la cima deben caminar más de 462 escalones desde su base, pero la recompensa vale la pena.
La historia de la Iglesia del Santo Madero se origina de inicios del siglo XIX, azotaron al cerro del Sombreretillo múltiples corrientes de aire que provocaban ruidos extraños que atemorizaban a sus pobladores.
Fue entonces cuando María de Gurrola decidió escalarlo hasta la cima y colocar una cruz para santificar el cerro y que los ruidos desaparecieran.
Pero el esfuerzo fue infructuoso, pues los ventarrones lograron derribarla y se convirtió en una historia de nunca acabar: una y otra vez se levantaba la cruz.
Esta situación terminó por hartar a los pobladores, quienes recaudaron fondos para construir una capilla que protegiera la cruz de las corrientes de aire.
Al interior de la Iglesia del Santo Madero hay un “santo grial” de las reliquias, pues se dice que alberga una de las astillas de la cruz original en la que Jesús se le crucifica, aunque no se ha podido comprobar.