El Chupacabras: cuando el miedo se volvió cultura popular
El mito del chupacabras mostró cómo medios, contexto social e imaginación colectiva pueden crear un fenómeno que trasciende generaciones.
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En los años 90, México vivió uno de los episodios más curiosos —y mediáticos— de su historia reciente: la supuesta aparición del chupacabras, un ser misterioso que, según los testimonios, atacaba animales y dejaba a su paso un rastro de terror. Más que un simple mito, se convirtió en un fenómeno social que combinó paranormalidad, política y cultura popular.
El chupacabras nació como críptido en Puerto Rico en 1995 y, en cuestión de meses, la historia se propagó por América Latina. En México, sobre todo en comunidades rurales, comenzaron a circular reportes de ganado muerto con heridas extrañas y sin sangre, alimentando el misterio y la imaginación colectiva.
📺 Miedo y medios: la histeria colectiva en acción
La cobertura constante en noticieros y programas de televisión amplificó la alarma. Guardias comunitarias, patrullajes improvisados y operativos oficiales se organizaron para capturar a la criatura. Este episodio es un ejemplo clásico de histeria colectiva, donde la percepción de una amenaza contagia comportamientos irracionales en masa.
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Algunos analistas sostienen que la popularidad del mito no fue casual: habría servido como distracción mediática en un contexto de tensión política y económica, marcado por el asesinato de Luis Donaldo Colosio y la crisis financiera de 1994.
30 años de manipulación, 30 años de años de mentiras. Nadie te va a extrañar @Javier_Alatorre pic.twitter.com/Hvz9JeIUiC
— Freddy Oliviery (@FreddyOliviery) July 29, 2025
🐾 El legado que no desaparece
Con el paso del tiempo, la leyenda perdió fuerza en los medios, pero sobrevive en la memoria popular. En algunos pueblos, todavía se hacen referencias a guardias nocturnas, mientras que en la cultura urbana el chupacabras es recordado con nostalgia, humor y memes.
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El mito del chupacabras no solo fue una historia de miedo: fue una radiografía de cómo los medios, el contexto social y la imaginación colectiva pueden crear un fenómeno cultural que trasciende generaciones. Y, aunque nunca se atrapó al misterioso ser, quedó para siempre en el imaginario mexicano.