Sakanaya James: un refugio de frescura y tradición japonesa en la CDMX

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Sakanaya James: un refugio de frescura y tradición japonesa en la CDMX

Este restaurante ofrece platillos del mar de la más alta calidad y está considerada la única tienda especializada en atún rojo en México. ¿Lo mejor? Siempre puedes confiar en el chef y dejarte llevar hacia una experiencia única.



A veces las historias más increíbles nacen en los momentos más difíciles. Sakanaya James, hoy uno de los restaurantes más singulares de la Ciudad de México, no fue la excepción. Su creación fue un reflejo de la perseverancia y la adaptación ante los retos que trajo la pandemia.

Una historia de pasión y resiliencia en plena pandemia

En los primeros días del encierro, mientras el mundo se paralizaba, la cocina japonesa se mantenía viva en un pequeño local en la colonia Roma.

En ese entonces, no era más que un minipuesto donde el chef Matsumoto Takeya y su equipo, de apenas cuatro personas, se aventuró a llevar la experiencia del sashimi a las casas de los capitalinos.

Así iniciaron en la pandemia.

La gente, desde la acera, podía oler el fresco pescado que se preparaba en el diminuto espacio. Los aromas eran tan tentadores que pronto comenzaron a surgir las preguntas: ¿qué hay en ese lugar tan pequeño que huele tan bien?

Así, poco a poco, pasaron de vender sashimi a domicilio a ofrecer platos más completos como el Teishoku, un menú tradicional japonés que consiste en un conjunto balanceado de platillos.



La gente comenzó a demandar un espacio para sentarse a degustar. Así llegaron unas cuantas sillas y mesas. La gente se acomodaba donde podía: algunos de pie, otros sentados, pero todos compartiendo la emoción de ser parte de una pequeña (y deliciosa) revolución gastronómica.

La fama fue creciendo hasta que, después de más de tres años, decidieron mudarse a un espacio más grande.

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Hoy, Sakanaya James cuenta con dos pisos, una barra de sushi para diez comensales y un ambiente relajado y cómodo, perfecto para disfrutar de una experiencia gastronómica deliciosa. Esas mejoras no alteraron la conexión con los clientes, que sigue siendo cálida, cercana, auténtica.

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Frescura y respeto absoluto al producto

El corazón de Sakanaya James es, sin lugar a dudas, el mar. La calidad del pescado y la frescura de los ingredientes son una obsesión para el chef Takeya Matsumoto.

De hecho, el restaurante es conocido por ser la única tienda especializada en atún rojo en México, lo que no es poca cosa. También ofrecen otros atunes de la más alta calidad, como el aleta azul, que es la base de diversos platillos.

Pero lo que realmente marca la diferencia es la filosofía con la que manejan los ingredientes: frescura, respeto y aprovechamiento total.

Aquí no se desperdicia nada. Lo que no se usa en crudo, se transforma en otros platillos, y ese proceso cuidadoso de congelación o empanizado les permite ofrecer un menú inteligente, que aprovecha cada parte del pescado sin perder calidad.

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Omakase: un viaje de confianza y creatividad

Una de las experiencias más destacadas de Sakanaya James es su propuesta omakase. ¿Qué significa omakase? Es un concepto sencillo, pero profundo: “confío en ti” o “dejo que el chef elija”.

Esta tradición japonesa lleva al comensal a poner toda su confianza en las manos del chef, quien selecciona los ingredientes más frescos de temporada y crea una secuencia de platillos a medida. Cada plato es una sorpresa, una obra de arte creada con maestría y presentada de forma única.

La experiencia no es solo comer, sino vivir una travesía gastronómica que va más allá del sabor: es un acto de confianza, de admiración por la habilidad del chef y de conexión con los productos del mar.

El chef Takeya, con su pasión por los ingredientes frescos y su historia familiar como pescador en Odawara, Japón, logra transmitir su amor por el pescado en cada bocado.

Los platillos que ofrece en su menú omakase reflejan su espíritu explorador, su búsqueda de lo mejor de las costas mexicanas y su respeto por la tradición japonesa.

El festín del día

Una tarde, tuvimos el privilegio de disfrutar de una selección de platillos que realmente nos hicieron entender por qué este lugar es tan especial.

Comenzamos con un ceviche de atún aleta azul y kimchi, donde el sabor profundo y firme del atún akami se complementaba a la perfección con la acidez y el picante del kimchi. Un toque de rábano sandía, zanahoria, negi y cebolla morada aportaron frescura y balance al plato.

Platillo Sakanaya James.

Luego llegó el Kaki Uni Unagi, un ostión gigante acompañado de tres tipos de huevas: trucha, erizo y anguila.

El marisco fue aderezado con un ligero toque de ponzo y aceite de oliva negro, que realzaba la suavidad del ostión, mientras las huevas ofrecían un contraste sutilmente salado.

¡Una pequeña explosión de mar en cada bocado!

Después los ramen, pero no son cualquier ramen. Son el resultado de la más refinada técnica japonesa, combinada con productos frescos y un enfoque innovador en cada detalle.

Los fideos, al dente, se complementan con toppings cuidadosamente seleccionados para ofrecer una experiencia auténtica y memorable.

Un ramen serio y delicado, pensado para volverse inolvidable. Perfecto tanto para una comida casual como para acompañar una experiencia de omakase.

Los nigiris no podían faltar, y nos sorprendieron con una selección que incluía madai, un pescado japonés de sabor delicado y textura perfecta, salmón salvaje de Nueva Zelanda, con una capa de grasa que derretía en la boca, y hotate (callo de hacha), coronado con caviar de esturión, una combinación simple pero sublime, ya sazonado con la mezcla de nikiri (salsa de soya, mirin y sake).

Uno de los momentos más emocionantes fue el temaki de ánguila con foie gras. En este platillo, el sabor umami de la anguila se unía con la suavidad del foie gras, todo envuelto en un crujiente alga nori.

La experiencia de comerlo con las manos le daba un toque informal y directo, como si estuvieras compartiendo un pedazo de tradición japonesa en su forma más accesible y deliciosa.

Coctelería y postre para un gran cierre

La coctelería en Sakanaya James es otro punto a destacar. Durante nuestra visita, nos sorprendieron con una propuesta que homenajeaba el mes patrio, creando tragos que fusionaban lo mejor de dos mundos: Japón y México. Una mezcla interesante y refrescante que, sin duda, mejoraba la experiencia gastronómica.

Y para terminar, el pastel de matcha, un postre suave, de buen tamaño (¡y eso siempre es un plus para quienes amamos lo dulce!), con un equilibrio perfecto entre la amargura del matcha y la dulzura suave del pastel. El final ideal para una comida que, sin duda, nos dejó con ganas de más.

Pastel de matcha.

Un refugio en la ciudad

Sakanaya James ha logrado convertirse en un refugio en medio del bullicio de la ciudad, un lugar donde puedes olvidarte del ruido y adentrarte en una experiencia gastronómica llena de fresca, tradicional y respetuosa de los ingredientes.

Si alguna vez te preguntas dónde encontrar lo mejor del mar en la Ciudad de México, ya tienes una respuesta.

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