Sabores que conectan regiones: Olivea Farm to Table y la nueva narrativa del turismo  neolonés

Una experiencia culinaria unió a Ensenada y Nuevo León a través de sabores locales, mostrando cómo la gastronomía puede ser un puente entre regiones. Esta iniciativa reflejó la estrategia turística neoleonesa: identidad, sustentabilidad y proyección global.

Eliesheva Ramos  ·  1 agosto, 2025
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cintillo gastronomía

Ensenada y Monterrey pueden estar a más de 2,000 kilómetros de distancia, pero una comida especial en Olivea Farm to Table demostró que el buen sabor no conoce fronteras.

En un entorno lleno de luz, vegetales recién cosechados y creatividad culinaria, esta experiencia reunió a quienes apuestan por un turismo con identidad.

Hay lugares que no necesitan muchos fuegos artificiales para brillar. Olivea Farm to Table es uno de ellos: un restaurante discreto y elegante, incrustado en un hotel boutique, donde el menú nace literalmente del jardín que lo rodea.

Aquí no hay pretensión, pero sí excelencia: una cocina basada en productos locales, platillos que honran la tierra, y una atmósfera que invita a bajar el ritmo y saborear.

Con una propuesta “de la granja a la mesa”, Olivea no solo sirve comida; cuenta historias comestibles.



La experiencia inicia con vegetales protagonistas: zanahorias ahumadas, flores frescas, hojas de mostaza, todo con una presentación tan sencilla como poderosa.

La entrada fueron verdes lechugas aderazadas con colinabos y pistaches. Luego el paladar fue agasajado con almeja reina, melissa, kale y un chiltepín hecho en Nuevo León, el gran anfitrión de la noche.

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Otra de las joyas del chef eduardo Zaragoza fue un atún aderezado con acelgas y flor de borraja, conocida por su distintivo color azul intenso y forma estrellada de cinco pétalos. 

Posteriormente llegó hasta la mesa un rockot. Ese pescado silvestre —muy apreciado en la cocina por su versatilidad— combinó perfecto con hinojo y orégano, el cual fue generosamente aportado por Nuevo León.

El protagonista del siguiente platillo fue la carne seca, también cortesía neoleonesa, acompañada de zanahorias y mastuerzo. Una receta con carácter.

Y si el principio fue memorable, el final no se quedó atrás. Los postres —tan inesperados como reconfortantes— fueron el cierre perfecto para una noche memorable.

Nuevo León con visión y rumbo

Esta experiencia culinaria fue organizada para un grupo selecto de prensa, aliados y representantes del sector turístico. Más allá de un almuerzo, fue una forma de celebrar los vínculos que la gastronomía puede tejer entre regiones distintas, pero con objetivos comunes: calidad, autenticidad y proyección.

Aunque la reunión fue en el Pacífico mexicano, uno de los protagonistas invisibles del encuentro fue Nuevo León.

A través de su participación en el Tianguis Turístico de México, el estado ha venido mostrando una estrategia integral: conectividad aérea en expansión, inversión en infraestructura, impulso al turismo gastronómico y audiovisual, y una narrativa clara rumbo al Mundial FIFA 2026.

“Esta experiencia refleja lo que Nuevo León quiere proyectar como destino gastronómico, sustentabilidad, identidad y origen. La gastronomía es uno de nuestros sectores estratégicos y estamos construyendo alianzas que la posición a nivel nacional e internacional”, comentó María Guadalupe Guidi Kawas, subsecretaria de Inteligencia Turística de Nuevo León.

La comida en Olivea fue, en ese sentido, una extensión viva de esa visión: conectar lo local con lo global, lo auténtico con lo innovador, lo sencillo con lo extraordinario.

Porque en tiempos de turismo competitivo, pocas cosas son más poderosas que un bocado memorable en el lugar correcto.

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