Las bebidas prehispánicas son una de las herencias culturales más grandes que tiene nuestro país. El estado de Jalisco hace honor a esta afirmación gracias a la vasta tradición culinaria que muchos de sus municipios resguardan firmemente.
Tal es el caso del pueblo de Magdalena, considerado la capital mundial del ópalo mexicano y la obsidiana, y a su vez, hogar del panile de cacahuate, una bebida artesanal elaborada básicamente en un comal con chile de árbol seco, pepita (semillas) de calabaza y cacahuates.
Esta combinación puede parecer extraña, incluso para los jaliscienses, pero la realidad es que esta bebida se suma a la lista de experiencias que sí o sí debe experimentar todo amante de los viajes y por supuesto, de la gastronomía nacional, en especial todo lo que tenga que ver con el picante.
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Tal vez el nombre de esta bebida sea un poco confusa pero la verdad es que su preparación es muy fácil, solo se necesitan los ingredientes mencionados más un poco de agua caliente y fría, así como una pizca de sal de grano.
Lo primero que se debe hacer es calentar las semillas de calabaza junto con los chiles de árbol. Cuando estos comiencen a tronar hay que retirarlos del fuego. Se recomienda mover constantemente la mezcla porque se puede quemar con facilidad.
Después de que se retira del fuego, se debe dejar enfriar, mientras que se aprovecha el tiempo para tostar los cacahuates de la misma manera. Cuando la mezcla de pepitas y chile está fría y los cacahuates triturados, ambas cosas se muelen con agua fría (se recomienda medio litro) para después pasarlos por un colador.
El líquido que se obtiene se deja caer sobre el agua caliente y con el puño se debe presionar la marmaja (mezcla) hasta que quede exprimida.
El siguiente paso es mezclar todo en una cazuela y se agregan algunos granos de sal para unir el sabor, ya que en realidad no queda salado. Después solo se deja hervir hasta que espese, cuando esto pasa hay que retirarla del fuego. Para finalizar hay que colar de nuevo y dejar enfriar antes de disfrutarlo como se debe.
Las personas que lo preparan y quienes ya lo han bebido, prefieren el panile de cacahuate tibio, aunque algunos aventurados toman el riesgo y no esperan a que enfríe tanto.
Luego de probar esta bebida, hay que consentir el estómago y en los restaurantes de este destino saben cómo hacerlo con un rico pozole, unos deliciosos chiles rellenos, una exquisita birria o un sabroso mole. Para el postre unos churros dulces con café.
Algunos de los atractivos imperdibles en el bello pueblo de Magdalena, son el Museo Interpretativo del Paisaje Agavero y la Minería, MIPAM, donde se exhiben decenas de piezas labradas en ópalo y obsidiana, artesanías que le dan identidad a este municipio.
También está la Parroquia El Señor Milagroso, donde la fachada de cantera en barroco sobrio, que data del Siglo XVII, se roba todas las miradas.
Con estas recomendaciones no hay pretexto para probar la inigualable gastronomía prehispánica y disfrutar de los atractivos turísticos que ofrecen las bellas tierras de Jalisco.
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