Fundado en 1925 por el jalisciense Juan I. Hernández, este lugar ha sido testigo de noches inolvidables, serenatas con mariachi, historias de amor… y también de algunas leyendas poco conocidas que lo envuelven en un aire de misterio y tradición.
Ubicado en la emblemática Plaza Garibaldi de la Ciudad de México, el Salón Tenampa es mucho más que una cantina: es un símbolo de la cultura popular mexicana.
Fundado en 1925 por el jalisciense Juan I. Hernández, este lugar ha sido testigo de noches inolvidables, serenatas con mariachi, historias de amor… y también de algunas leyendas poco conocidas que lo envuelven en un aire de misterio y tradición.
A lo largo de casi un siglo de historia, el Tenampa no solo ha visto pasar a grandes figuras de la música, el cine y la vida nocturna de la capital, sino que también ha sido inspiración, escenario y hasta protagonista de muchas anécdotas que hoy forman parte de su identidad.
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Aquí te compartimos algunas de las historias menos conocidas del Salón Tenampa.
Una de las leyendas más curiosas que rodean al Tenampa es la de un misterioso “charro fantasma”.
Según trabajadores y visitantes, en el segundo piso —donde está el Salón La Negra— se aparece un hombre vestido de charro, que toma asiento en una mesa como cualquier cliente… pero desaparece antes de que alguien logre hablarle.
Nadie sabe quién es, pero muchos aseguran haberlo visto.
El ambiente bohemio del lugar ha inspirado a grandes compositores. José Alfredo Jiménez, uno de sus clientes más famosos, escribió la canción “Mi Tenampa” en honor a su cantina favorita.
Otro ejemplo es “Me sacaron del Tenampa”, de Cornelio Reyna, que retrata perfectamente esas noches largas de tequila y desamor.
El Salón Tenampa ha aparecido en varias películas del cine mexicano. Pedro Infante grabó ahí escenas de “Gitana tenías que ser”, interpretando “Mi Tenampa” vestido de mariachi.
También Cantinflas usó este lugar como locación en su película “El portero”. El Tenampa ha sido, literalmente, parte del cine de oro mexicano.
Cada 28 de agosto, el Tenampa se llena de música y flores para recordar a Juan Gabriel, uno de los ídolos más queridos de México.
Decenas de personas se reúnen para cantarle, brindar en su honor y mantener vivo su recuerdo en el lugar donde tantas veces fue homenajeado.
Cuando la esposa del fundador, Amalia Díaz, tomó las riendas del salón, introdujo recetas tradicionales de Jalisco, su tierra natal.
Uno de sus aportes más recordados fue el famoso ponche de granada, una bebida fermentada que aún se sirve en el lugar y forma parte de su identidad culinaria.
El Salón Tenampa no es solo un punto turístico o una cantina famosa.
Es un pedazo vivo de la historia mexicana, donde el mariachi suena fuerte, las penas se ahogan en tequila, y las historias —reales o fantásticas— siguen escribiéndose cada noche.
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