Equinoccio de primavera: Cinco sitios del Caribe Mexicano para recargar energías
El Caribe Mexicano recomienda cinco sitios arqueológicos para recargar energías, así como para tener un momento de reflexión, rejuvenecimiento y renovación espiritual durante el próximo 20 de marzo.
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Se acerca el equinoccio de primavera; este espectacular fenómeno natural que ocurre cuando el hemisferio norte y el hemisferio sur de la Tierra se inclinan al lado opuesto del sol, haciendo que ambos polos tengan la misma cantidad de luz.
En el marco de este evento astronómico imperdible, el Caribe Mexicano recomienda cinco sitios arqueológicos para recargar energías, así como para tener un momento de reflexión, rejuvenecimiento y renovación espiritual durante el próximo 20 de marzo para recibir la primavera:
Cobá: descubre la pirámide más alta del Caribe Mexicano
A una hora y media de Playa del Carmen se encuentra la zona arqueológica de Cobá, que destaca por contar con la pirámide de Nohoch Mul, la más alta del Caribe Mexicano con 42 metros de altura, que los visitantes pueden ascender para apreciar vistas espectaculares de la selva maya, creando una conexión directa con la grandeza de esta civilización.
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Cobá es un sitio perfecto para recibir el equinoccio, ya que existe la creencia de que los mayas utilizaban caminos sagrados para conectar con otros centros de energía y alcanzar una armonización espiritual.
Para complementar esta experiencia espiritual, a tan solo 15 minutos del sitio se encuentran diversos cenotes como Choo-Ha y Tankach-ha, que se encuentran rodeados de estalactitas y estalagmitas con aguas cristalinas de diferentes tonalidades de azul y que, en general, eran formaciones naturales sagradas para los mayas por representar la entrada al inframundo.
Además, el santuario de Sahcab Mucuy, ubicado aproximadamente a 35 minutos de Cobá, es otra excelente opción para continuar con los tradicionales rituales energéticos, de la mano de un chamán y descendiente maya.
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Kohunlich: el Templo de las Máscaras
Ubicada a una hora de Chetumal se encuentra la zona arqueológica de Kohunlich, que destaca por sus majestuosos mascarones del dios solar Kinich Ahau, una de las divinidades más importantes en la mitología maya, ya que el sol era considerado como una fuente de vida, energía y transformación.
Este sitio está rodeado de selva y fauna, brindando un ambiente de tranquilidad único donde también es posible observar ejemplares de aves exóticas como el Trogón Cabecinegro, Verdillo Menor, Carpintero Frentidorado, Halcón Montés Collarejo, así como otros animales como monos aulladores y sereques, logrando que la visita a Kohunlich sea un deleite cultural, natural y espiritual.
Dzibanché: la capital de la dinastía Kaan
Dzibanché es una de las zonas arqueológicas más extensas e importantes para la cultura maya al ser cuna de la dinastía Kaan; una de las tribus mayas más reconocidas por su arte para la conquista y el desarrollo de otros centros urbanos.
Ubicada a una hora y media de Chetumal, de las antiguas estructuras que se encuentran en Dzibanché sobresalen los templos del Búho y de Los Cormoranes que, junto a los del Norte y el Sur, forman el gran patio de Xibalbá. Gracias a que es una zona poco concurrida, el ambiente que transmite es de paz y relajación, ideal para recibir el equinoccio y recargar energías.
Además, a una hora de Dzibanché se encuentra Laguna Milagros, un laberinto de canales acuáticos que alberga a los manatíes que son liberados luego de ser cuidados en su programa de conservación.
En el sitio es posible navegar en kayak o lanchas para admirar los manglares, degustar una gran variedad de platillos como ceviche, pescado relleno de mariscos, tostadas de mariscos y camarones al gusto, en restaurantes locales como El Abuelo, Brisas del Caribe y la Jaiba Borracha.
Ichkabal: la joya arqueológica más reciente del destino
A dos horas de Bacalar y recientemente inaugurada como sitio arqueológico, se encuentra la ciudad maya de Ichkabal, una de las más antiguas de la región con más de 1,425 años de existencia. Su principal edificación, que posee una imponente estructura de 40 metros de altura y 200 metros de base piramidal, jugó un papel fundamental en el desarrollo del estilo arquitectónico conocido como Petén.
Se cree que fue un importante centro de poder, donde los mayas utilizaban los ciclos solares y las estrellas para realizar ceremonias que fortalecieron su relación con el cosmos, transmitiendo una energía espectacular para abrir paso a la primavera.
Chacchobén: el lugar ideal para recargar energía
Aproximadamente a 40 minutos al norte de Bacalar se encuentra Chacchobén, un sitio ideal para absorber la energía del sol durante el equinoccio, al contar con templos y estructuras ceremoniales ubicadas de forma especial bajo la alineación del Sol y la Luna, lo que da como resultado su formación con eventos astronómicos especiales como el equinoccio de primavera, reforzando su importancia como punto de conexión energética con el Universo.
Al estar cerca de Bacalar, los viajeros que visiten tanto Ichkabal como Chacchoben también pueden conocer el Fuerte de San Felipe, enclavado en la zona central del destino y construido en 1725 para proteger a los habitantes de ataques de piratas y contrabandistas y que en la actualidad funge como museo, con piezas históricas mayas y de la época colonial, como armas, municiones, utensilios de uso cotidiano y mapas, entre otros elementos.
O bien, para los amantes del agua un imperdible a visitar en Bacalar sin duda es la Laguna de los Siete Colores, un mágico cuerpo acuático que se extiende por 42 km con una gama de tonos azules que van desde el turquesa hasta el zafiro.
Aquí es posible navegar en kayak, paddle boarding o en lancha; nadar en los Cenotes Negro y Esmeralda, los más reconocidos por sus intensas tonalidades; visitar los manglares y observar especies de animales como el mono araña, pecarí, coatí y una gran variedad de aves y reptiles como chara pea, carpintero cheje, coa de cabeza negra, iguanas, toloque rayado entre otros.
La celebración del equinoccio de primavera representa un momento ideal para reconectar con la naturaleza y con la energía interior. Las zonas arqueológicas del Caribe Mexicano ofrecen un escenario especial para quienes buscan vivir una experiencia espiritual e inolvidable en este evento.