Descubriendo historias: OBNI, la cervecera que tiene su corazón en Coyoacán . Foto: Isaac Makein
Imaginen a un grupo de amigos, ingenieros y químicos de profesión, con una chispa de curiosidad encendiéndoles la mente. Un día, entre charlas y risas, se preguntaron: “¿Qué tan difícil será hacer nuestra propia cerveza?”. Así, con esa audacia propia de quienes desafían lo establecido, se aventuraron en el mundo de la fermentación.
Esa es la historia de la cervecera OBNI, la cual tiene su centro de producción en Coyoacán y que busca consolidarse en México y traspasar fronteras como en Colombia donde ganó el Premio Pola Dorada en Medellín en 2024.
Entre sus productos se encuentran: Hidromiel Frutos Rojos, Vienna Vida, Dupla Galactica, por mencionar algunas.
Como suele suceder en los inicios, el camino no estuvo exento de tropiezos. Hubo diferencias, roces y, como ellos mismos lo cuentan con humor, ¡hasta alguna que otra “pelea”! Esto los llevó a tomar caminos separados por un tiempo. Sin embargo, como un buen proyecto que necesita madurar, la distancia les permitió reflexionar y, eventualmente, reencontrarse con una visión renovada, platica Aldo Curiel, fundador de OBNI.
En este nuevo capítulo, decidieron unir fuerzas con una cervecera más grande, formando parte de un proyecto en común. Pero la vida siempre tiene giros inesperados. Tras una pérdida, el grupo original sintió la necesidad de volver a sus raíces, de revivir aquel primer sueño cervecero.
Fue precisamente en esa primera etapa donde descubrieron la magia de la hidromiel. Experimentaron con sus sabores, sus texturas, su impacto único. Y en este reencuentro, la hidromiel se convirtió en una parte fundamental de su propuesta.
Aquí es donde entra en juego una anécdota deliciosa. Parece ser que en sus inicios con la hidromiel, hubo una confusión con la miel utilizada. ¡Un error que, paradójicamente, los llevó a encontrar una miel que realmente los enamoró!
Con la experiencia adquirida y la visión clara, se aventuraron de nuevo en la creación de cervezas. No todo fue miel sobre hojuelas, ¡literalmente! Hubo lotes fallidos, sabores extraños, todo lo que uno se puede imaginar en el proceso de aprendizaje. Pero cada error fue una lección, cada prueba un paso hacia la excelencia.
Así fue como la gente comenzó a identificarlos, primero por sus innovadoras hidromieles y luego por sus cervezas artesanales. Y en la actualidad, son especialmente reconocidos por sus NEIPAs (New England IPAs), un logro que se consolidó tras ganar el prestigioso premio de “La Pola Dorada”.
Si bien hoy en día producen más cerveza que hidromiel, la hidromiel tiene un encanto especial, una velocidad de consumo que la hace destacar. Para los socios, encontrar un único producto estrella es difícil, ya que cada creación tiene su propio valor y público.
En cuanto a la inspiración para sus recetas, la clave está en una mezcla de observación del mercado, curiosidad insaciable y experimentación constante. El equipo de OBNI se sumerge en el mundo cervecero probando infinidad de estilos, visitando bares y analizando qué funciona y por qué, explica Aldo Curiel.
En el caso de sus aclamadas NEIPAs, la experiencia de Luis, su jefe de producción de OBNI, como cervecero en Sinestesia (reconocidos por sus Gose) fue fundamental. Al llegar al equipo, aportó su expertise en la fermentación y juntos se dedicaron a investigar y experimentar hasta alcanzar el perfil deseado. Hubo desafíos, como la rápida oxidación o la búsqueda del equilibrio perfecto entre notas cítricas, florales y frutales.
Un ingrediente clave en sus NEIPAs es un lúpulo muy especial: el Zappa, nombrado en honor al legendario músico Frank Zappa. Este lúpulo aporta un perfil único que se ha convertido en un sello distintivo de sus creaciones. Sin embargo, trabajar con lúpulos importados conlleva sus propios retos, como la disponibilidad y la calidad.
Fue así como llegaron a establecer una relación con Yakima Chief Hops, uno de los proveedores de lúpulo más grandes y reconocidos a nivel mundial. Si bien la comparación con “Monsanto” puede sonar fuerte, lo cierto es que esta empresa ha logrado estandarizar y ofrecer lúpulos de alta calidad, empacados de forma impecable al vacío, lo que garantiza su frescura y potencial aromático.
El otro pilar fundamental son las levaduras. Inicialmente, en Ciudad de México, las opciones se limitaban principalmente a las cepas de Lallemand y Fermentis. Si bien estas levaduras europeas son de excelente calidad y ofrecen resultados consistentes gracias a su avanzada investigación biológica, la dependencia de las mismas cepas puede limitar la diferenciación.
Por ello, han comenzado a importar levaduras especiales de laboratorios estadounidenses y canadienses, como White Labs. El objetivo es encontrar perfiles únicos que aporten un carácter distintivo a sus cervezas. Actualmente, están en la búsqueda de la levadura perfecta para su doble IPA, una que evoque el auténtico sabor de las IPAs americanas de estadio, algo que no encuentran en el mercado local.
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Creo que el desafío más grande que hemos superado fue con la COFEPRIS, cuenta Aldo.
“Fue una historia algo triste, pero que al final nos dio un gran resultado. En aquel entonces, llevábamos nuestra operación cervecera de amigos de una manera bastante desordenada, la verdad. No era nada formal. Un día, la COFEPRIS llegó inesperadamente. La razón de su visita es un poco amarga: alguien de nuestro propio sector nos había denunciado a propósito, con la clara intención de perjudicarnos, de molestarnos. Como dirían en el norte, ‘nos pusieron el dedo’”.
El fundador de OBNI señala que la auditoría fue muy dura, lo curioso del caso es que utilizaron un correo electrónico aparte de los habituales, específicamente su correo de ventas. Esto hizo que la denuncia nos llega como si ellos mismos nos hubiéramos autodenunciado, algo que obviamente no tenía ningún sentido.
“Ante esta situación, empezamos a movernos rápidamente. Al principio, quizás ingenuamente, pensamos que podríamos resolverlo con ciertas influencias. Sin embargo, en un momento dado, me detuve a pensar si realmente esa era la mejor vía. Hablé con otros colegas del gremio, y uno de ellos me facilitó el contacto de quien hoy es nuestro gestor de confianza, una persona muy eficaz”, explica.
El directivo explicó la situación a la autoridad y ésta le confirmó que efectivamente se trataba de una auditoría formal y que haría una inspección rigurosa. “Entonces, nos pusimos manos a la obra para regularizar todo en un mes, porque todo esto ocurrió en diciembre y la inspección llegó el 30 de enero. Idealmente, este tipo de procesos solían tardar unos cuatro meses, aunque lo normal eran dos”, menciona.
A pesar del poco tiempo, la cervecera trabajó arduamente y se defendió. “Nos costó esfuerzo y recursos, pero al final logramos demostrar que teníamos todo en regla y evitar que nos suspendieran”, añade.
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Ahora, visualicen la ambiciosa visión de futuro de estos apasionados cerveceros e hidromieleros. Su horizonte está marcado por un reto fascinante: conquistar el paladar local. Y cuando hablamos de local, en México, inevitablemente pensamos en la icónica “caguama” y en la búsqueda constante de cervezas lager accesibles pero de una calidad que sorprenda.
La estrategia de OBNI estrategia no es sencilla, debido a que implica un delicado equilibrio: ofrecer esa cerveza cotidiana, esa lager refrescante que cabe en el presupuesto, pero llevándola a un nivel de calidad que deleite al consumidor. Ellos saben que la gente disfruta de la novedad, de probar cosas nuevas, pero también valoran la tradición, ese origen que los define y que se traduce en seguir elaborando hidromieles excepcionales y manteniendo un estándar de excelencia en todo lo que hacen.
A largo plazo, su mirada está puesta en el crecimiento. Su aspiración es alcanzar una magnitud tal que incluso las grandes cerveceras del país se fijen en ellos. OBNI se imagina llegando a un punto en el que, por su tamaño y la calidad de sus productos, se conviertan en un actor clave en el mercado, ya sea siendo adquiridos por un gigante o manteniendo su independencia con una presencia imponente. Su meta es clara: dejar una huella duradera.
En una etapa más avanzada, su visión es viajar directamente a Portland, donde se encuentra la central de Yakima Chief Hops, para seleccionar personalmente los lúpulos de futuras cosechas, asegurando así la calidad y el perfil deseado para sus cervezas, cuenta el directivo de OBNI.
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