Conoce la tradición nayarita de La Judea

En lo profundo de la sierra del Nayar podrás admirar una celebración del pueblo Cora, que es La Judea, también conocida como la “Semana Santa Cora“. La fiesta inició como una forma de resistencia cultural, conservando las prácticas rituales de la época prehispánica.

La fiesta es una celebración que fusiona la Pasión de Cristo con elementos prehispánicos propios del pueblo Cora, conocidos también como Na’ayirj.

En los días Santos niños, jóvenes, adultos y ancianos de la comunidad realizan una representación de la Semana Santa, disfrazándose como judíos, demonios, guerreros y Cristo reinterpretándolos con base en sus propias creencias.

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Esto da lugar a una festividad con un significado profundo sobre el ciclo de la vida, la lucha entre el bien y el mal, así como la fertilidad de la tierra, que relacionan con el ciclo agrícola del maíz.

Así cada año, durante la primavera, este ritual tiene lugar en las comunidades de Cora Baja como San Juan Corapan, Presidio de los Reyes, Mojocuautla, Rosarito, San Juan Bautista, San Blasito, Huaynamota y San Juan Diego.

Además de la Cora Alta, que concentra Santa Teresa, Dolores, Mesa del Nayar, San Francisco y Jesús María, en el municipio El Nayar.

Como señalamos los habitantes de las comunidades representan a distintos personajes, representando también fuerzas cósmicas en constante lucha, evocando la narrativa cristiana y las antiguas batallas espirituales de sus ancestros.

Las actividades inician cuando, mediante un ritual, las autoridades civiles ceden el poder al grupo ceremonial llamado “Los Centuriones“, que en la tradición Cora representan el control del tiempo, el espacio y la vida pública de las comunidades en la celebración.

Empezando el miércoles santo podrás ver una escenificación fascinante de danza en la que los judíos negros y los romanos toman las calles representando al mal naciente y por la tarde representan la persecusión a Jesús a lo largo del día, mientras que otro grupo de judíos, los apóstoles se pintan de blanco y recorren el pueblo en procesión hasta el centro ceremonial.

Los judíos negros terminan con un ayuno, el cual comenzaron al principio del día, mientras que los blancos bailan el resto de la noche para conseguir comida. Entonces los blancos se retiran y los negros siguen con las danzas para terminar con el robo de maíz, un acto simbólico en el que los campesinos donan parte de sus cosechas, con el fin de bendecir sus tierras.

Posteriormente durante el Desfile de los Borrados, nombrados así porque cambian de personalidad al pintar sus cuerpos, y un grupo de jóvenes semidesnudos transforman sus cuerpos en “demonios y estrellas” y se ven como indios en guerra al cubrirlos con ceniza de olote quemado.

Estos jóvenes inician un combate en una coreografía con machetes en mano, danzan entre sonidos de flautas, tambor y gritos; mientras persiguen al Cristo Sol, recreando una lucha cósmica que culmina con la captura y muerte del hijo de dios el Viernes Santo.

El punto cumbre de la celebración llega con la resurrección del Cristo Sol el sábado de Gloria, día donde los “borrados” se autodestruyen, caminan hasta el río de donde partieron al inicio de la ceremonia, con el fin de borrar cualquier rastro de su participación en este ritual. De este modo regresa la paz, simbolizando la restauración del equilibrio universal y se restituye el poder a las autoridades.

Finalmente, todo culmina con una procesión al templo católico con caminata de representantes de Cristo, la virgen María y San José, judíos, músicos y locales de la región.

Para los Cora, La Judea no es solo una celebración religiosa, sino también un rito vinculado al ciclo agrícola.

La festividad marca la llegada de las lluvias y la renovación de la vegetación, elementos esenciales para su cosmovisión. Además, es una expresión de identidad que se manifiesta en sus danzas, música, pinturas corporales y fascinantes ceremonias nocturnas.

Este año, la festividad tendrá lugar del 16 al 19 de abril, y se trata de una oportunidad única para los viajeros que desean conocer una de las tradiciones más auténticas de México. La Judea de Nayarit es un testimonio vivo de la resistencia y riqueza cultural del pueblo Cora, un recordatorio de que, en cada canto, danza y ritual, vive el alma de una nación ancestral.

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