Calles y colonias con nombres raros en la Ciudad de México

En la Ciudad de México, cada esquina cuenta una historia. Más de 25 000 calles y más de 2 000 colonias forman un mosaico urbano que mezcla historia, humor y creatividad. Pero entre avenidas con nombres solemnes y glorietas emblemáticas, existen rincones con nombres tan peculiares que parecen inventados.

En la alcaldía Álvaro Obregón, por ejemplo, existe la Calle de la Amargura, un camino empedrado de San Ángel que contrasta con su ambiente colonial y artístico. No muy lejos, también se encuentra la Calle Juan Sin Miedo, nombre que parece sacado de una fábula infantil.

En Tlalpan, la imaginación se desbordó. Ahí se pueden recorrer calles como Salsipuedes o Matapulgas, cuyos nombres generan risas y curiosidad entre los vecinos y visitantes. Mientras tanto, en Tláhuac, los habitantes de la colonia Tezontlita transitan diariamente por la Calle Lago de la Muerte, un nombre que no pasa desapercibido.

Las excentricidades no terminan ahí. En la colonia Granjas México, en Iztacalco, hay calles llamadas Goma, Canela, Vainilla y Azafrán, todas inspiradas en una temática gastronómica. En cambio, Azcapotzalco presume la colonia Victoria de las Democracias, y Miguel Hidalgo cuenta con una comunidad llamada Un Hogar Para Nosotros, donde la esperanza se hizo nombre.

Calles y Colonias con nombres raro se deben a motivos históricos o geográficos

De acuerdo con registros del Instituto de Verificación Administrativa, los nombres de calles pueden surgir por motivos históricos, geográficos o incluso por capricho popular. Algunas vialidades conservan nombres que reflejan la vida rural previa al crecimiento urbano, mientras que otras son herencia de bromas o expresiones coloquiales de los vecinos.

El humor chilango, sin duda, ha dejado huella en los letreros urbanos. Nombres como Salsipuedes evocan ironía y picardía, tan característica del habla capitalina. Otros, como Juan Sin Miedo, transmiten valores de valentía o sencillamente resultan divertidos de pronunciar.

También existen casos donde el nombre busca preservar la identidad local. Muchas calles mantienen términos de origen náhuatl o nombres ligados a pueblos originarios, lo que aporta diversidad cultural y rescata la memoria de los antiguos barrios.

“Matapulgas” o “Lago de la Muerte”, entre los más raros

Aunque para algunos pueden resultar curiosos o graciosos, estos nombres generan más de una anécdota cotidiana. Algunos servicios de paquetería, transporte o emergencia han reportado confusiones por direcciones que parecen inventadas, como “Matapulgas” o “Lago de la Muerte”.

Sin embargo, esa peculiaridad también atrae a turistas, fotógrafos y creadores de contenido, que encuentran en estas calles una forma distinta de descubrir la ciudad. En redes sociales abundan listas y videos que celebran esta parte pintoresca del urbanismo capitalino.

Más allá del humor, los nombres insólitos reflejan la historia viva de una ciudad que nunca deja de reinventarse. Cada letrero callejero es una muestra del ingenio, la memoria y la identidad de sus habitantes.

Recorrer las calles con los nombres más raros de la CDMX es, en el fondo, una forma distinta de leer la ciudad: una urbe donde el pasado, la imaginación y la ironía conviven en cada esquina.

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