Morelos redefine su política turística: del campo al Mundial de 2026
El secretario de turismo le dio un viraje a la política turística con un plan maestro a 12 años que combina campo, gastronomía, seguridad y proyección internacional. Desde el mezcal y la cecina hasta el Mundial 2026, el estado busca que el turismo genere identidad, ingresos y bienestar para sus comunidades.
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Morelos quiere dejar de ser solo un destino de fin de semana para el Valle de México.
Su apuesta es más ambiciosa: usar el campo, la gastronomía, la cultura y el Mundial de futbol de 2026 para construir una política turística de largo plazo, con un plan maestro a 12 años, seguridad coordinada y beneficios tangibles para productores, cocineras, empresarios y comunidades.
Así lo explicó el secretario de Turismo de Morelos, Daniel Altafi Valladares, durante el X Foro Mundial de Gastronomía Mexicana realizado en Cuernavaca, espacio que el gobierno estatal quiere convertir en el punto de partida de una política pública de fomento a la gastronomía y a la economía morelense.

Un foro que marca un antes y un después
Este foro no es un evento aislado. Es, en palabras del secretario, la oportunidad de “sentar el precedente de un gran acuerdo gubernamental” que articule al campo, a las cocinas y al sector empresarial.
Más allá de las ponencias y degustaciones, el mensaje es político: el turismo ya no se manejará con ocurrencias, sino con una hoja de ruta clara.
Altafi admite que el turismo en Morelos “no tenía rumbo”.
Hoy, afirma, se está construyendo un plan maestro de desarrollo turístico a 12 años, que busca ordenar las decisiones presentes para que tengan impacto en la siguiente década. Esa visión se apoya en números, territorios concretos y actores muy específicos.
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Del surco al plato
Uno de los datos que definen la nueva estrategia es contundente: el 70% del territorio de Morelos es campo productivo.
No se trata de grandes volúmenes industriales, sino de productos de alta calidad que ya están llegando a mercados internacionales.
El reto, según el secretario, es fortalecer toda la cadena de valor, desde quien trabaja la tierra hasta quien sirve el plato. Por eso el turismo gastronómico se coloca en el centro: no solo como un atractivo para visitantes, sino como un motor económico para comunidades rurales, cocineras tradicionales y restauranteros.
Morelos quiere que más gente sepa que existen buenos platillos, buena cocina y un ícono muy concreto: Yecapixtla, la capital mundial de la cecina.
El objetivo es que, más temprano que tarde, Yecapixtla obtenga el nombramiento de Pueblo Mágico, reforzando así su atractivo turístico y la identidad del producto.

Denominaciones de origen
La nueva política turística no se limita a promocionar paisajes. También busca proteger legalmente los símbolos de identidad de Morelos.
El mezcal morelense ya cuenta con denominación de origen, lo que ha permitido canalizar apoyos para profesionalizar a los mezcaleros, mejorar sus procesos y llevar las botellas –con su marbete correspondiente– a los anaqueles.
La cecina morelense logró su indicación geográfica, lo que refuerza su vínculo con el territorio, así que ahora el gobierno estatal trabaja para consolidar la indicación geográfica del arroz morelense, famoso desde hace décadas y mantiene en la mira a la caña de azúcar, que dio origen a las primeras haciendas azucareras de alta producción instaladas en el estado.
El gabán de Hueyapan, tejido en telar de cintura por mujeres indígenas y teñido con pigmentos naturales, ya cuenta con indicación geográfica, por lo que ahora el objetivo es lograr la indicación geográfica del chinelo, personaje emblemático de la fiesta morelense.
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Detrás de estas figuras legales hay una idea central: recuperar los insumos identitarios de Morelos, protegerlos y convertirlos en activos económicos que generen orgullo y derrama para las comunidades.
Orgullo, empresa y política pública: la nueva ecuación
Altafi resume la estrategia del gobierno en tres grandes pasos: Reivindicación del orgullo de ser morelense, reconciliación con el sector empresarial —que da consistencia a la economía— e impulso de políticas públicas claras en seguridad, economía, turismo, medio ambiente y campo.
Esa combinación busca algo más que atraer turistas: intenta recomponer la relación entre gobierno, sociedad y sector productivo y traducirla en empleos, inversión y estabilidad.
Seguridad turística: de la preocupación a la ocupación
En un país donde la percepción de inseguridad pesa mucho al elegir destino, el secretario de Turismo fue directo:
“En Morelos no estamos preocupados, estamos ocupados en el tema”.
Altafi Valladares explicó que la estrategia se construye de manera transversal, en coordinación permanente con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la Guardia Nacional y el Ejército.
Entre las acciones mencionadas destacó el incremento al salario de los policías, participación constante en las mesas de seguridad y paz, creación y fortalecimiento de la policía turística para protección de las principales zonas de afluencia y comunicación directa entre turismo y seguridad para socializar proyectos y prever necesidades.
Estas acciones tienen como objetivo revertir la imagen de un estado en abandono y demostrar, en los hechos, que la seguridad es condición básica para el turismo y la inversión, todo ello bajo el liderazgo de la Margarita González Saraviahttps://www.morelos.gob.mx/gobiernos-vistas/gobernadora, la primera mujer en gobernar Morelos, en funciones desde el 1 de octubre del año pasado.
Democratizar el turismo
Otro concepto clave en el discurso es la “democratización de las actividades”.
No se trata únicamente de atraer visitantes de otros estados o países, sino de garantizar que las y los morelenses también sean protagonistas y beneficiarios.
Por eso el gobierno quiere mejores prácticas para intervenir los espacios públicos: plazas, parques, corredores culturales. La idea es que cada evento cultural o artístico se convierta en una experiencia compartida: turismo, sí, pero también convivencia y ciudadanía.

Turismo con causa: Mundo Imáyina y la Arena Teques
La política turística también tendrá un componente social explícito. Un ejemplo es el apoyo a la Fundación Sonrisas y su parque temático Mundo Imáyina, ubicado en Jojutla.
Este espacio busca regalar fines de semana de esparcimiento a familias cuyos hijos enfrentan enfermedades terminales, crónicas o degenerativas.
El secretario adelantó que los recursos generados por eventos en La Arena Teques se destinarán a proyectos con causa, y que el turismo deportivo será otra línea estratégica, aprovechando las condiciones naturales y de infraestructura del estado.

Cocineras, recetarios y autonomía económica
Si el turismo gastronómico será uno de los motores del futuro, las cocinas y quienes las habitan están en el centro de la estrategia.
El gobierno está elaborando un catálogo/recetario de cocina tradicional y planea un libro que una la cocina tradicional y la contemporánea de Morelos, destacando tanto los lugares icónicos de larga tradición como los esfuerzos de nuevas propuestas.
Las cocineras tradicionales son mencionadas como “protagonistas”. La política pública busca que no solo obtengan reconocimiento simbólico, sino autonomía económica real, para dejar de hablar de empoderamiento en abstracto y empezar a hablar de ingresos, decisiones y proyectos de vida.

Rumbo a FITUR y al mercado europeo: agroturismo y rutas culturales
Morelos no quiere limitarse al turismo nacional. Altafi subraya la importancia de que el estado siga presente en FITUR, la gran feria de turismo que se realiza en Madrid, dentro del pabellón de México.
El objetivo es ofrecer al mercado europeo experiencias que combinan cultura, campo y gastronomía.
El secretario mencionó rutas como la de conventos y las gastronómicas —que aprovechan las nuevas denominaciones y productos identitarios—, así como el agroturismo como pieza clave para un visitante interesado en vivir el territorio, no solo verlo de lejos.

Mundial 2026: Morelos como punto estratégico
La celebración del Mundial de futbol de 2026 abre otra ventana de oportunidad.
Morelos se plantea como “sede interna estratégica”, un rol que puede no salir en los marcadores, pero sí en los itinerarios de quienes viajen por México.
La visión es clara:
- Reactivar el aeropuerto para mejorar la conectividad aérea del estado.
- Crear infraestructura y activaciones en Pueblos Mágicos y espacios públicos para que la fiesta mundialista se viva también en Morelos.
- “Democratizar el Mundial”, es decir, que se vea, se escuche y se disfrute en plazas y parques, tanto por locales como por turistas.
- Aprovechar la curiosidad del público internacional por la historia y la cultura para proyectar sus ocho zonas arqueológicas, con tres estrellas invitadas: Xochicalco, Teopanzolco y Chalcatzingo.
Así, el futbol se convierte en pretexto para mostrar otra cara de la “primavera de México”: la de un estado que combina pasado prehispánico, haciendas azucareras, fiestas de chinelos, mezcales, cocinas y experiencias sociales.
Una primavera en construcción
Morelos apuesta por una fórmula compleja, pero poderosa: la mezcla de campo, gastronomía, cultura, seguridad y el aprovechamiento de eventos coyunturales como el Mundial 2026.
No se trata solo de sumar turistas, sino de construir una política que conecte orgullo local, identidad, economía y bienestar social.
Si el plan maestro de 12 años se sostiene en el tiempo, la primavera de México podría dejar de ser únicamente un eslogan y convertirse en una política pública medible en empleos, inversión, ingresos para el campo y calidad de vida para quienes viven –y cocinan– en el estado.


