Jardín del Cantador: un rincón histórico en el corazón de Guanajuato

El Jardín del Cantador guarda leyendas, arquitectura y memoria colectiva que lo convierten en un símbolo entrañable de la ciudad.

Ricardo Vélez  ·  24 junio, 2025
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En el entramado urbano de Guanajuato capital, los jardines públicos ofrecen más que sombra y descanso. Entre ellos, el Jardín del Cantador destaca por su historia, su transformación a lo largo de los siglos y su conexión con la identidad local.

Todo comenzó en el siglo XVIII, cuando José Carpio, un hombre conocido por su talento musical, instaló una pequeña hacienda de beneficio en ese terreno. 

Mientras compraba y procesaba mineral, Carpio cantaba y tocaba su vihuela, lo que le valió el apodo de “El Cantador”. Su negocio, conocido como el Zangarro del Cantador, dio origen al nombre que aún perdura.

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Durante la Guerra de Independencia, la hacienda fue destruida. El terreno quedó abandonado hasta que, en 1831, surgió la propuesta de convertirlo en una alameda. Aunque el proyecto enfrentó retrasos, en 1861 se inauguró formalmente con una calzada para carruajes y una fuente central. La población adoptó de inmediato este nuevo espacio como punto de encuentro y paseo.



En 1898, el gobierno de Joaquín Obregón González impulsó una renovación significativa. Se añadieron columnas de cantera, rejas ornamentales y un kiosco central diseñado por el arquitecto Luis Long. También se instalaron cuatro fuentes que embellecieron los senderos. Una placa de piedra aún recuerda esta etapa de transformación.

Aunque en 1902 el Congreso del Estado intentó renombrarlo como Parque Porfirio Díaz, la gente nunca abandonó el nombre original. El Jardín del Cantador siguió siendo el favorito de los guanajuatenses, símbolo de resistencia cultural y memoria popular.

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En 1977, bajo el mandato de Luis H. Ducoing, el jardín recibió su última gran remodelación, consolidando su imagen actual. Hoy, el Jardín del Cantador continúa como un espacio de convivencia, historia y orgullo para quienes caminan por sus senderos.

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