Conoce el pasado de la Ciudad de México a través de las ventanas arqueológicas
Para conocer el pasado de la Ciudad de México, también puedes visitar las ventanas arqueológicas abiertas al público.
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Muchas veces se piensa que si se quiere conocer el pasado de la Ciudad de México, debes visitar el Museo del Templo Mayor o las zonas arqueológicas que todavía se pueden encontrar en la urbe, como Tlatelolco o Cuicuilco, entre otros; sin embargo, también hay otras formas de asomarse al pasado de la ciudad y es a través de las ventanas arqueológicas.
Eso sí, antes de avanzar para explicarte qué son estas ventanas, te aclaramos que, si bien hay algunas que son públicas, otras no lo son, así que el acceso a ellas es más restringido, siendo en total 42 ventanas.
De acuerdo con expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, las ventanas arqueológicas son espacios que permiten admirar vestigios arqueológicos y no sólo de la era prehispánica, sino también de la colonial.
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Los vestigios que se pueden admirar en estos sitios fueron encontrados durante remodelaciones y/o demoliciones de edificios modernos y podrás ver a través de ellas restos de templos y palacios mexicas, casas solariegas de conquistadores españoles, iglesias cristianas, casas de gobierno virreinal y vestigios del siglo XIX.
Según señala Raúl Barrera Rodríguez, investigador de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH y supervisor del Programa de Arqueología Urbana, la primera ventana arqueológica en abrirse al público fue por el vestigio encontrado bajo el nivel del piso del patio central de la Casa del Marqués del Apartado.
La casa es un edificio neoclásico construido entre 1795 y 1805 por el arquitecto valenciano Manuel Tolsá que se localiza en la esquina de las calles de Relox y Cordobanes (actuales República de Argentina número 12 y calle Donceles).
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El edificio se encuentra en un solar que, luego de la conquista de los españoles, fue cedido a los conquistadores Luis Francisco y Gonzalo Acevedo y, después de haber tenido otros propietarios, se construyó la Casa del Marqués del Apartado a iniciativa del señor Francisco Manuel Cayetano de Fagoaga y Arozqueta, quien fue apartador de oro y plata entre 1718 y 1778.
Fue a principios de 1901 cuando se hicieron trabajos de rehabilitación del edificio, a cargo del capitán de ingenieros Porfirio Díaz Ortega (hijo de Porfirio Díaz) y supervisados por el arqueólogo Leopoldo Batres. Que se localizó el 19 de noviembre de ese año una gran escultura de basalto con la representación de una xiuhcóatl (serpiente de fuego) y el 6 de diciembre se encontró muy cerca un océlotl cuauhxicalli.
Estos hallazgos motivaron a que se continuara con las excavaciones y a los pocos días se localizó una escalinata que forma parte de una plataforma orientada de este a oeste y con acceso de sur a norte.
Siendo tanto el interés por estos hallazgos que se habilitó la ventana arqueológica, siendo esta la primera en abrirse al público en el Centro Histórico.
El vestigio se encuentra bajo el nivel del piso del patio central y se entra por una escalera metálica; la ventana mide 12.70 metros de longitud por cuatro metros de ancho y 3.40 metros de profundidad y está delimitada por dos prominentes alfardas y, en la base de la alfarda ubicada en el extremo oeste, puedes observar los restos de un árbol muerto.
Para 1985 se realizaron trabajos de rehabilitación que permitirían a la doctora Elsa Hernández Pons excavar en una crujía localizada hacia el lado oeste del patio central del edificio, la continuación de la escalinata descubierta por Batres en 1901.
Esto, además de corroborar la continuación de la escalinata en sentido este-oeste, que cierra un conjunto arquitectónico por el lado norte del Templo Mayor, se detectó al pie de la escalinata un cuauhxicalli de basalto en forma de águila, figura que forma parte del acervo del Museo del Templo Mayor.
Otras ventanas arqueológicas que se pueden encontrar en la ciudad son el Templo al Dios Ehécatl, localizado en los trabajos de ampliación del Hotel Catedral, y el Huei Tzompantli, ubicado en Guatemala 24.
Como dijimos, en total son 42 las ventanas arqueológicas que se encuentran en la Ciudad de México, pero no a todas podrás entrar con facilidad; sin embargo, son una muestra demasiado interesante del pasado de la Ciudad de México.
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