¿Te sancionaron con fotocívicas? Págalas leyendo en voz alta

Las Fotocívicas en CDMX además de ser una infracción, son una oportunidad para descubrir que tus habilidades de lectura pueden sorprenderte.

Redacción Descubre en México  ·  10 febrero, 2025
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Gracias al Proyecto LEO de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los automovilistas sancionados por el programa Fotocívicas en la Ciudad de México pueden saldar sus infracciones participando en un taller de lectura en voz alta.

Esta iniciativa, inspirada en la novela ‘El lector a domicilio’ de Fabio Morábito, busca generar conciencia a través de textos que fomentan la empatía, la responsabilidad vial y el cuidado del medio ambiente.

¿Cómo una fotografía, un radar de velocidad y una multa de tránsito llevaron a una conductora a leer historias en asilos y hospitales? Este es el caso de Bertha Ramírez, quien descubrió el poder de la lectura oral tras asistir al taller de la UNAM.

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“Debía una multa y la UNAM me dio la oportunidad de saldarla si tomaba un taller de lectura en voz alta en Ciudad Universitaria. Eran unas cuantas sesiones en la Biblioteca Central, y la experiencia me cambió. Me mostró cómo un relato bien narrado puede revolucionar sentimientos e ideas. Poco después comencé a buscar asilos y hospitales donde contar historias para hacer más llevaderos los días de quienes están allí”, relata Bertha.



Puntos valiosos

Desde abril de 2019, el programa Fotocívicas asigna 10 puntos a los vehículos registrados en la capital, restando unidades por cada infracción cometida.

En septiembre de ese año, la UNAM propuso a la Secretaría de Movilidad (Semovi) una manera innovadora de recuperar dichos puntos: asistir a un curso de lectura en voz alta. Por cada hora de taller, los infractores recuperan un punto.

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  • El Proyecto LEO (Lectura, Escritura y Oralidad) se imparte en la Biblioteca Central de la UNAM y ha recibido a más de mil sancionados, quienes reparan sus faltas a través de actividades culturales.

“Casi un 95% de los asistentes son profesionistas que creen saber leer, pero pronto descubren que la lectura en voz alta es un arte distinto. Mientras la lectura silenciosa es solitaria, la lectura oral obliga a sentir el texto y conectar con los oyentes, quienes sin tener un libro en las manos se convierten en lectores a través de la imaginación”, explica Lizbeth Nájera Mancilla, encargada del taller.

Lectura, transformación social

Las Fotocívicas no buscan castigar económicamente a los conductores, sino generar conciencia y modificar conductas a través de actividades comunitarias. Proyecto LEO ha demostrado ser una estrategia eficaz, según Citlalli Duarte, empleada del Gobierno de la CDMX, quien supervisa la asistencia a los talleres:

“Algo sucede en ese salón. Muchos participantes salen con los ojos acuosos, una sonrisa amplia o envueltos en nostalgia. Algo les ha tocado una fibra sensible”.

Lizbeth Nájera destaca que cada texto trabajado en el taller está seleccionado para interpelar a los participantes. Hay materiales sobre el daño ambiental, seguridad vial, empatía, bullying y violencia de género, entre otros.

Del libro a la realidad

El Proyecto LEO nació de una coincidencia literaria. En diciembre de 2018, Elsa Margarita Ramírez Leyva, directora general de Bibliotecas de la UNAM, descubrió la novela El lector a domicilio de Fabio Morábito. La historia trata sobre un hombre que, para pagar una multa de tránsito, debe leerle a jubilados y enfermos, descubriendo así el placer de la lectura.

Días después, la Jefatura de Gobierno de la CDMX anunció el reemplazo de las Fotomultas por las Fotocívicas. La profesora Ramírez encontró una conexión entre la novela y la nueva normativa y, junto con Lizbeth Nájera, diseñó un programa de lectura para infractores viales.

“Seleccionamos textos alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y presentamos el proyecto a la Semovi. En septiembre de 2019, Proyecto LEO se hizo realidad”, comenta Ramírez.

Impacto y proyección

En cinco años, Proyecto LEO ha generado historias inspiradoras: un abuelo que comenzó a leerle cuentos a sus nietos, un hombre cuya salud mejoró al practicar ejercicios de respiración del taller, y un académico de la UAM que busca replicar el programa en su universidad.

Proyecto LEO ha demostrado que la lectura puede ser una poderosa herramienta de transformación social, permitiendo que los infractores no solo paguen sus multas, sino que también descubran nuevas perspectivas y formen parte de una comunidad lectora.

Fotocívicas por fotomultas

  • El programa de Fotocívicas sustituyó a las fotomultas en la Ciudad de México en abril de 2019 con el objetivo de cambiar el modelo punitivo por uno educativo y comunitario.

¿Como se pierden puntos?

En este esquema, los vehículos registrados en la CDMX inician con 10 puntos de civismo y van perdiendo unidades según la gravedad de la infracción. Por ejemplo, exceder el límite de velocidad en más de 40 km/h puede restar hasta 5 puntos, mientras que invadir pasos peatonales resta 1 punto.

¿Como recuperarlos?

Cuando un conductor pierde puntos, debe realizar tareas comunitarias para recuperarlos, como cursos de seguridad vial, servicio social en espacios públicos o, en este caso, la participación en el Proyecto LEO de la UNAM.

Resultados, poco visibles aún

Si bien esta iniciativa busca fomentar la educación cívica, un informe de 2023 del Instituto de Geografía de la UNAM indicó que el número de muertes por hechos de tránsito en la CDMX no ha disminuido significativamente desde la implementación de las Fotocívicas.

Según datos del INEGI, en 2022 se registraron 431 decesos por accidentes viales en la capital, lo que refleja la necesidad de complementar las sanciones con mejoras en infraestructura vial y campañas de concientización.

Esperanza intacta

Por otro lado, el Proyecto LEO se ha convertido en un referente dentro de la UNAM, extendiendo su impacto más allá de los infractores.

En 2023, la Biblioteca Central reportó que al menos 200 participantes del taller han continuado con la lectura en voz alta en espacios comunitarios como hospitales, casas de retiro y centros educativos, lo que confirma el potencial de la lectura como una herramienta de transformación social.

Con información de UNAM Global

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